lucia-camacho Lucía Camacho

Cassie Reyes recibirá una propuesta que no podrá rechazar y a causa de ello se verá en la obligación de despertar a su antiguo yo y salir a cazar a un millonario hombre de negocios con el fin de enamorarlo y estafarlo. Lo que no espera es que Max Conti no es un hombre común y no parece interesado en mujeres. ¿Qué ocurrirá? ¿Tendrá éxito en su misión o volverá a la cárcel? ¿Podrá derretir el corazón de hielo de este magnate atractivo? Todo esto y mucho más en esta apasionante historia de mentiras, engaños, caretas, asesinos en serie y muchas cosas más.


Action Nur für über 18-Jährige.

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Prefacio.


Temblaba.

Encerrada en una celda de aquella pequeña comisaría de policía, tratando de poner en orden mis pensamientos me encontraba. Pero por más que lo intentaba y lo repasaba todo mentalmente una y otra vez… nada funcionaba.

Mis manos temblaban, todo yo lo hacía y me parecía del todo una locura. ¿Cómo puede una persona que está acostumbrada a quitar la vida de otra alterarse tanto por la muerte?

Me paseaba por aquel pequeño habitáculo sin saber qué camino tomar o cómo enfrentar la maldita situación.

Aún tenía la cara manchada con sangre que no era mía y si cerraba los ojos escuchaba el disparo que le había quitado la vida a esa persona. Él sólo trataba de salvarme, justo como hizo mi padre en multitud de ocasiones o incluso mi mentor en más de otra. Y era frustrante pensar que de la misma forma que ese hombre que apenas conocía, los tres acabaron en el mismo lugar: Muertos.

Empezaba a pensar que mi hermana tenía razón cuando decía que yo era cómo un cáncer que destruía a las personas que se me acercaban demasiado.

Jamás me detuve a pensar en ello con anterioridad y nunca me tomé en serio la vida de otros. Siempre fue como un juego, un trabajo. Pero… recién comprendía que cuando la muerte acechaba a las personas que me rodeaban sí era digna de tomar en cuenta.

¿Quién había apretado el gatillo y por qué? – Esa era la pregunta que rondaba mi mente cuando la puerta del pasillo se abrió y por ella apareció nada más y nada menos que Ashley, la responsable Ashley.

Sus pasos resonaban en eco y no se detuvieron hasta llegar a mí. Lucía tan segura de sí misma como siempre.

Ashley era una chica guapísima. Tenía el cabello rubio, facciones redondeadas, ojos azules, pómulos brillantes y unos labios bien marcados de rojo guardando una preciosa sonrisa perfecta. Llevaba un estrecho vestido de lana y unas medias negras muy tupidas. Por supuesto, iba subida sobre altos tacones y se aferraba a su hermoso bolso de Prada.

Ella era todo lo opuesto a mí en todos los sentidos, pero por ambas recorría la misma sangre.

Se cruzó de brazos y me estudió minuciosamente con la mirada. Sabía que para ella yo sólo era una decepción y que aún me odiaba por haberla dejado a cargo de todo, cuando se suponía que ella era la mayor, la que debía cuidar de mí y protegerme de los peligros que estaban fuera. Pero yo siempre fui demasiado rebelde e independiente como para dejar que nadie limpiase mis desastres. Aun así, papá lo intentó en infinidad de ocasiones, y luego estaba… Chuck, por supuesto.

–¿Qué ha sido esta vez? – Preguntó fríamente. Estaba enfadada con mi mierda de actitud, pero yo jamás dejaría de apartarla, pues era mucho mejor para ella no ser salpicada por mis malas decisiones. Me encogí de hombros y puse cara de circunstancias, justo como solía hacer, sacándola de quicio – ¿No piensas decir nada? – Seguía tan frustrada como de costumbre. Negó con la cabeza, sin entender mi actitud. Ella nunca lo entendió, ¿sabéis? Cuando nuestra madre se volvió loca y fue encerrada en un manicomio, mi vida se volvió una completa locura, y ni siquiera ahogar las penas en alcohol logró calmar la pesadez que había en mi alma - ¡Cielos! ¡Cassie! ¿Por qué sigues siendo así? – Su mirada cambió en cuanto me acerqué a las rejas y deposité la cabeza entre los fríos barrotes, pues pudo apreciar mejor la sangre de mi rostro.

–No es mía – me adelanté antes si quiera de que lo hubiese preguntado y sin apenas pretenderlo dejé escapar un par de lágrimas que iban a estropearlo todo. Porque yo no lloraba, yo era fuerte y fría como el hielo. Entonces… ¿por qué lo hacía? ¿por qué me venía abajo por un simple desconocido? – ¿Cómo está Tomas? – Cambié de tema de forma radical, marcando bien las distancias, volviéndome tan inaccesible como de costumbre. Eso pareció molestarla. Rompió a reír, descruzó los brazos y negó con la cabeza, como si no pudiese entenderme.

–¿Ahora vas a fingir que te preocupas de él? – Tragué saliva sin saber qué responderle. No quería recordar el pasado, las malas decisiones que había tomado, las que me habían llevado a ese maldito punto de la historia – Podrás engañar a Billy, pero no a mí. Tú no cambias, Cassie.

–Cuida de él por mí – Supliqué, dando un par de pasos hacia atrás pues no quería verme tan lamentable frente a mi propia hermana. Bajé la cabeza, avergonzada y me preparé para volver a echarla de mi vida – Ahora deberías volver a tu vida perfecta y olvidarte de mí.

–¡No hagas esto! – Gritó, con un leve temblor en la voz, empezando a derramar lágrimas por su maquillado rostro – Odio cuando te haces la víctima e intentas dar pena.

–No es lo que pretendo – Contesté. Ella nunca entendió mis razones, pero tuve unas muy válidas la noche en la que me marché de casa y me metí en líos. Papá no podía cargar con esa culpa, pues poseía la condicional y ese tipo de errores podría haberlo devuelto a la cárcel.

–¡Eres desesperante, Cassie! ¿Por qué tienes que seguir siendo así hasta el final? – Lucía tan frustrada por mi causa – Da gracias a que estés ahí encerrada, porque ahora mismo… juro que lo único que quiero hacer es golpearte – rompí a reír, sin poder evitarlo, volviendo a mirarla. Lucía cómo alguien tan loco como nuestra madre – ¿Así es cómo piensas demostrar que has cambiado y estás lista para llevarte a Tom? – Los demonios me acecharon como hienas en busca de carne que tomar y me dejaron desolada por unos segundos que se me hicieron eternos.

Tom. Él llegó a mi vida como un soplo de aire fresco, lleno mi vida con toda su luz cuando lo tuve en mis brazos tan sólo un par de minutos antes de que lo apartasen de mí. Por él quise dejarlo todo y encauzar mi vida para demostrar que era capaz de ser una buena madre. Pero … una persona no puede cambiar de la noche a la mañana, por más que yo quisiera el pasado siempre volvería para atormentarme.

–Quizás engañes a Billy con esa cara de niña buena, pero a mí no. Yo te conozco, Cassie…

El resultado de la última decisión que tomé me había llevado a aquella cárcel y sólo era cuestión de tiempo que la agencia me encontrase y me diese caza. Así que… llegados a ese punto… creo que lo más sensato hubiese sido renunciar a Tom y dejar que mi hermana siguiese criándolo como si fuese su verdadera madre. Pero … por él siempre estuve ciega, quise hacer hasta lo imposible para poder quedarme a su lado.

–Tom es mi hijo – fue lo que contesté, como una idiota. Rompió a reír en mi cara, como si no diese crédito. Estaba siendo una zorra, después de todo – Y Billy aún no me ha olvidado.

–¡Eres una zorra! – Lucía enfadada, pero yo lo estuve aún más cuando volví a casa después del reformatorio y papá me confesó que mi propia hermana había seducido a mi novio en mi ausencia.

–¿Yo soy la zorra? Él era mío antes de que tú me lo quitarás – espeté, mostrándole mucho más de lo que nunca antes. Se suponía que Billy para mí nunca fue nada, pero él fue el único chico con el que me sentía yo misma en aquel entonces. Era mi mejor amigo, además de mi novio – Nosotros teníamos una relación, Ashley.

–Pero te fuiste, Cassie – de nuevo sacaba eso a colación, como si pudiese explicarlo todo. Le dio la excusa perfecta para quitarme lo único bueno que había en mi vida. Y era por eso por lo que no podía aceptar que se quedase también con Tom – Te metiste a robar en una licorería. ¿Qué mierdas pensabas? ¿Creíste que no habría consecuencias si te cogían? – Negué con la cabeza, frustrada, dejando escapar una risotada – Te fuiste – repitió – Así que no puedes culparme a mí de tus decisiones – Asentí porque en eso tenía razón. A pesar de las razones por las que tomé esas decisiones, tenía que apechugar con las consecuencias de mis actos – Tom…

–De acuerdo – acepté. Sorprendiéndola. Era la primera vez que manteníamos una conversación sin que yo saliese corriendo. Pero … aquella vez no podía ir a ningún lugar, así que ella jugaba con ventaja – Puedes quedarte con Billy – Me asesinaba con la mirada. Sabía que estaba enfadada de que lo tratase a él como un simple objeto del que pudiese deshacerme a mi antojo. Pero … supongo que llegados a ese punto debía aceptar que lo mío con Billy no podía ser. Yo estaba a punto de ser ejecutada por La Agencia y él lucía feliz junto a mi hermana. No podía seguir negándomelo – Pero jamás renunciaré a Tom.

–¿Crees que estás en la mejor posición para seguir reclamándome a Tom? ¡Estás encerrada, Cassie! – Tragué saliva y me tragué todos mis temores – ¿Qué es lo que hiciste esta vez? ¡No! ¿Sabes qué? ¡Ni siquiera me importa! – Lucía tan cansada por mi causa que me destrozó verla en ese estado – Pero no pretendas llevarte al niño cuando tan sólo eres una borracha irresponsable que se mete en líos continuamente – abrí la boca dispuesta a quejarme, pero ella dijo algo más – Papá ya no está para limpiar tus mierdas, así que… ¿qué vas a hacer, Cassie?

–Saldré de aquí e iré a buscar a mi hijo – contesté, como una idiota, incapaz de poder dejárselo a ella, porque ya me había quitado demasiado y no podía aceptarlo. Pero en el fondo sabía que no volvería a ver esa preciosa sonrisa mellada y mirar hacia sus preciosos ojos verdes. Ese niño que cambió mi vida y llenó el gris de miles de vivos colores.

–Cuidaré bien de él – prometió mientras yo me pegaba a los barrotes y los agarraba, como si realmente pensase romperlos de alguna forma, y meterme entre ellos. Necesitaba salir de allí para volver a abrazarle.

–¡No! – negué con la cabeza e incluso derramé silenciosas lágrimas en cuánto ella dio un par de pasos hacia atrás.

–Adiós, Cassie.

–¡No! – grité con más fuerza cuando ella me lanzó una última mirada y se marchó de la misma forma en la que había venido – ¡Espera! – la desesperación del momento hizo que un miedo se expandiese por cada poro de mi cuerpo mientras veía a mi hermana alejarse más y más hasta desaparecer tras la puerta - ¡No puedes hacerme esto! – Grité hacia la nada.

Me sacudí los cabellos y traté de pensar en una salida. Pero no había ninguna. Ya no tenía al bueno de papá para sacarme de los líos en los que yo sola me metía, ni siquiera a Chuck Olson para limpiar mis desastres. Me había quedado sola y pronto el servicio de inteligencia me encontraría. Necesitaba un poco más de tiempo, pero sabía que no disponía de él.

Rompí a llorar, dejé que mi llanto inundase aquel pequeño habitáculo, destruida. No había nada que pudiese hacer para recuperar a mi hijo. No volvería a verle. Moriría pronto y sería olvidada. Nadie iba a recordarme, nunca dejé huella en ninguna de las personas que conocí. No había si quiera una persona…

Los hermosos ojos verdes de un hombre irrumpieron en mis pensamientos y me acecharon en un recuerdo, su perfecto rostro bien definido: cejas pobladas, arrugas en la frente a causa de la edad, nariz ligeramente torcida y labios finos. Una sonrisa ladeada se me mostró acentuando el hoyuelo de su barbilla y ese simple gesto me destrozó de una manera tan imposible que tuve que incrementar el llanto que había empezado a menguar.

¿Por qué dolía tanto no volver a ver a ese hombre? ¿Qué tan importante era él para mí?

Se suponía que sólo era un trabajo que no significó nada.

La puerta del pasillo volvió a abrirse interrumpiendo mi momento más doloroso, ni siquiera me importó que los policías entrasen por él, pero si lo hizo cuando estos abrieron las celdas contiguas a la mía y se llevaron a los sospechosos.

Había llegado el momento y no quería llorar cuando me enfrentase a mi verdugo, así que me limpié las lágrimas y traté de recomponerme, de lucir tranquila.

Mi mirada se estableció en la puerta, esperando a que esta volviese a ser abierta, mientras mi respiración crecía a toda velocidad, incluso podía escuchar los sonidos de mi corazón. De un momento a otro sería ejecutada.

La puerta se abrió antes de que hubiese estado preparada. Pero … ¿quién puede decir que está realmente preparado para morir?

El tipo más hijo de puta que podéis imaginar entró con su chulería y su belleza nata, sus andares eran inconfundibles. No era otro que el idiota de Isaac.

Se detuvo frente a mí con una sonrisa de oreja a oreja, mientras masticaba un chicle de forma exagerada y su mirada felina se posaba sobre mí. Nadie en su sano juicio pensaría que se dedicaba a matar gente y menos que trabajaba para una agencia secreta del gobierno, tan sólo parecía un delincuente común o incluso un narcotraficante.

–Así que es aquí dónde te escondías todo este tiempo – bromeó con esa voz bromista de siempre – Al fin has decidido salir a jugar.

–No tengo tiempo para jugar, Isaac – le dije, haciéndole sonreír – Hazlo de una vez – le animé.

–¿Hacer qué? – quiso crear una expectación que en lo absoluto iba a crear y luego sacó de su chupa de cuero una pistola. Era una nueve milímetros con silenciador incluido – Maeve, Maeve, Maeve… – me llamó, negando con la cabeza, haciendo después un ruidito con la boca – Nunca aprenderás. ¿Creíste que ese capullo iba a cuidar de ti eternamente? ¿O quizás creíste que no habría consecuencias después de que matarás a Anthony?

–No. Sabía perfectamente que un buen día ellos mandarían a alguien a ejecutarme – contesté, tan fría como siempre. Eso hizo que volviese a negar con la cabeza, divertido, dejando escapar una risotada antes de levantar el arma y apuntarme a la cabeza.

–Adiós, Maeve.

Cerré los ojos esperando el disparo que acabaría con mi vida y traté de ver todas esas imágenes que suelen pasar por la mente de uno antes de morir, pero … por desgracia, tan sólo recordé la forma en la que había comenzado aquella pequeña aventura. Y es de ese recuerdo, de esa decisión de la que voy a hablaros en este momento.

Continuará…

22. Januar 2023 22:07 2 Bericht Einbetten Follow einer Story
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Lesen Sie das nächste Kapitel Capítulo 1 – El ángel de la muerte.

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Gabriel Rodriguez Gabriel Rodriguez
Buen inicio para el primer capítulo
October 12, 2023, 14:59

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