-¿Es una broma?
Miro boquiabierto a las cinco omegas enfrente de mí. Cada una tiene el pelo, la piel y los ojos de un color diferente; sin embargo, no soy capaz de distinguirlas porque sus expresiones son idénticas. La arrogancia asoma por encima del falso remordimiento que intentan transmitir, como si realmente estuvieran devastadas por la noticia. Seguro. Lo están disfrutando.
-Lo siento, Taehyung, pero no es broma. -Yujin me ofrece una sonrisa lastimera-. Como miembros del Comité Normativo, nos tomamos muy en serio la reputación de Kappa Omega Ni. Hemos recibido una notificación de la sede nacional esta mañana.
-Oh, ¿en serio? ¿Recibieron una notificación? ¿Les han mandado un telegrama?
-No, era un correo electrónico -dice ella, pasando completamente por alto el sarcasmo. Se aparta el pelo reluciente detrás del hombro-. Han recordado al comité que todos los miembros de esta hermandad deben respetar las normas de conducta establecidas. En caso contrario, nuestra sección perderá su buena reputación.
-Tenemos que mantener nuestra buena reputación -exclama Gaeul, que me suplica con la mirada. De las cinco idiotas que tengo delante de mí, esta parece la más razonable.
-Sobre todo después de lo que le pasó a Daphne Kettleman -añade una chica cuyo nombre no recuerdo.
La curiosidad puede conmigo.
-¿Qué le pasó a Daphne Kettleman?
-Intoxicación etílica.
La cuarta chica -creo que se llama Liz- baja la voz hasta un susurro y echa un vistazo rápido a su alrededor, como si hubiera uno o dos micros ocultos entre los muebles antiguos que llenan el salón de la mansión Kappa.
-Tuvieron que hacerle un lavado de estómago -revela la chica sin nombre regocijándose, lo que hace que me pregunte si realmente le entusiasma la idea de que Daphne Kettleman estuviera a punto de morir.
Yujin alza la voz, con un tono tajante:
-Basta de hablar de Daphne. Ni siquiera deberías haber sacado el tema, Jessi.
¡Jessi! Eso es. Así se llama. Su nombre suena igual de estúpido ahora que cuando se ha presentado hace quince minutos.
-No pronunciamos el nombre de Daphne en esta residencia -me explica Yujin.
Por-fa-vor. ¿Un mísero lavado de estómago y tratan a la pobre Daphne como si fuera Voldemort? La sección Kappa Omega Ni de la Universidad Briar es flagrantemente mucho más estricta que la sección de Brown. El caso es que me están echando incluso antes de que haya tenido tiempo de mudarme.
-No es nada personal -continúa Yujin, que me obsequia con otra sonrisa falsa de consolación-, nuestra reputación es muy importante para nosotras, y aunque estés aquí porque tu madre fue una Kappa Omega Ni...
-No una... presidenta -puntualizo.
¡Así que, ja! ¡En tu cara, Yujin!
Mi madre fue presidenta de una sección Kappa durante sus dos últimos años de carrera, igual que mi abuela. Las mujeres de la familia Byun y Kappa Omega Ni van de la mano, igual que los abdominales y cualquier Hemsworth varón.
-En cualquier caso -prosigue-, ya no nos regimos por los lazos ancestrales de una forma tan estricta como antes.
¿Lazos ancestrales? ¿Quién dice eso? ¿Se ha teletransportado desde la antigüedad?
-Como he dicho, tenemos normas y reglamentos. Y no te fuiste de la sección de Brown en los mejores términos.
-No me echaron de Kappa -sostengo-. Me echaron de la universidad, en general.
Yujin me mira con incredulidad.
-¿Es algo de lo que estás orgulloso? ¿De que te hayan expulsado de una de las mejores universidades del país?
Contesto con los dientes apretados:
-No, no estoy orgulloso de ello. Solo digo que, en realidad, todavía soy miembro de esta hermandad.
-Tal vez, pero eso no significa que tengas derecho a vivir en esta residencia.
Yujin se cruza de brazos por encima del jersey de lana de angora blanco.
-Ya veo.
Imito su pose y, además, me cruzo de piernas. La mirada envidiosa de Yujin se posa sobre mis botas negras de Prada, regalo de mi abuela para celebrar mi admisión en Briar. Solté una buena carcajada cuando abrí el paquete anoche; no estoy muy seguro de si la abuela Amber entiende que solo estoy en Briar porque me han expulsado de otra universidad. En realidad, me apuesto lo que sea a que lo sabe y simplemente no le importa. La abuela buscaría cualquier excusa para ponerse sus Prada. Es mi alma gemela.
-¿Y no se les había ocurrido -prosigo con un tono de voz cada vez más borde-, decírmelo antes de hacerme empaquetar todas las cosas, conducir hasta aquí desde Manhattan y atravesar su puerta?
Gaeul es la única que tiene la decencia de parecer culpable.
-Lo sentimos mucho, Taehyung, en serio. Pero como ha dicho Yujin, la sede nacional no se ha puesto en contacto con nosotras hasta esta mañana, y entonces había que votar y... -Se encoge de hombros ligeramente-. Lo siento -repite.
-O sea que votaron y decidieron que no tengo permiso para vivir aquí.
-Sí -responde Yujin.
Miro a las otras.
-¿Jesse?
-Jessi -me corrige con frialdad.
Aj, como sea. ¿Se supone que tengo que recordar sus nombres? Acabamos de conocernos.
-Jessi - Miro a la siguiente chica-. . -Y entonces, a la siguiente chica. Mierda. No tengo ni idea de cómo se llama-. ¿Romina?
-Rei -gruñe.
¡Tocado y hundido!
-Rei -repito con un tono de disculpa-. ¿Están seguras de esto?
Las tres asienten con la cabeza.
-Genial. Gracias por hacerme perder el tiempo.
Me levanto y empiezo a enrollarme la bufanda roja de cachemir alrededor del cuello. A lo mejor lo hago con demasiada energía, porque parece que molesta a Yujin.
-Deja de ser tan dramático -me ordena con cinismo-, y no actúes como si fuera culpa nuestra el hecho de que incendiaras tu anterior residencia. Perdónanos por no querer vivir con un pirómano.
Me esfuerzo por mantener la ira bajo control.
-Yo no incendié nada.
-No es lo que dijeron nuestras hermanas de Brown. -Tensa los labios-. Bueno, tenemos una reunión de la residencia en diez minutos. Es hora de que te vayas.
-¿Otra reunión? ¡Fíjate tú! ¡Hoy tienen la agenda apretada!
-Vamos a organizar un evento benéfico de año nuevo para recaudar dinero -dice Yujin con frialdad.
Oh, mea culpa.
-¿Para qué organización benéfica?
-Oh. -Gaeul parece avergonzada-, estamos recaudando dinero para renovar el sótano de la mansión.
Dios mío. ¿Las beneficiarias son ellas?
-Es mejor que empiecen, entonces. -Con una sonrisa socarrona, levanto la mano para despedirme de forma despreocupada y salgo de la habitación.
En el recibidor, noto que empiezan a escocerme los ojos. Que les den a estas chicas. No las necesito, ni a ellas ni a su estúpida hermandad.
-Taehyung, espera.
Gaeul me alcanza a las puertas de la entrada. Rápidamente, finjo una sonrisa y parpadeo hasta que las lágrimas que habían empezado a salir desaparecen. No dejaré que me vean llorar, y estoy muy orgulloso de haber dejado todo el equipaje en el coche y de haber entrado solo con el bolso de tamaño oversized. Me habría matado tener que arrastrar mis maletas de vuelta al coche. Además, me habría llevado varios paseítos, porque no viajo muy ligero, que digamos.
-Escucha -dice Gaeul. Habla tan bajito que tengo que esforzarme para oírla-, deberías considerarte afortunado.
Arqueo las cejas.
-¿Por ser un sintecho? Claro que sí, tengo una suerte...
Logra esbozar una sonrisa.
-Tu apellido es Kim. No eres, ni serás nunca, un sintecho.
Sonrío tímidamente. No puedo contradecir eso.
-Pero lo digo en serio -susurra-. No te gustaría vivir aquí. -Lanza una mirada hacia la puerta-. Yujin es como una sargento. Es su primer año como presidenta de Kappa y se le ha subido el poder a la cabeza.
-Lo he notado -contesto con brusquedad.
-¡Tendrías que haber visto lo que le hizo a Daphne! Fingió que fue por lo del alcohol, pero en realidad solo estaba celosa porque Daph se acostó con su exnovio, Chris, así que decidió arruinarle la vida. Un finde que Daphne estaba fuera, Yujin donó «accidentalmente -Gaeul dibuja unas comillas en el aire- toda su ropa a unos de primero que estaban recolectando cosas para una campaña anual. Al final, Daph dejó la hermandad y se mudó. Empiezo a pensar que esa intoxicación etílica fue lo mejor que podría haberle pasado a Daphne Kettleman si la sacó de este agujero infernal.
-Me da lo mismo. No me importa si vivo aquí o no. Como has dicho tú, estaré bien -contesto con una voz despreocupada que he perfeccionado a lo largo de los años para demostrar que nada me afecta. Es mi coraza. Finjo que mi vida es una bonita casa victoriana y espero que nadie se acerque lo bastante como para ver las grietas de la fachada. Pero no importa cómo de convincente haya sonado delante de Gaeul, porque no hay manera de parar la enorme ola de ansiedad que me golpea en cuanto me meto en el coche cinco minutos más tarde. Me cuesta respirar y se me acelera el pulso, y empieza a ser difícil pensar con claridad.
¿Qué se supone que debo hacer?
¿Adónde puedo ir?
Inhalo profundamente. Todo va bien. No pasa nada. Tomo otra bocanada de aire. Sí, encontraré una solución. Siempre lo hago, ¿no? La cago constantemente y, al final, siempre doy con una solución. Solo tengo que ponerme a ello y pensar...
Mi tono de llamada, «Stop Thinking (About Me)», de Alfie Templeman, suena a todo volumen. Gracias a Dios. No tardo nada en contestar.
-Ey -saludo a mi hermano, Kai, agradecido por la interrupción.
-Hola, mocoso. Solo quería comprobar que has llegado sano y salvo al campus.
-¿Por qué no iba a hacerlo?
-Bueno, ¿quién sabe? Podrías haberte fugado a Miami con algún alfa aspirante a rapero autoestopista que hubieras recogido en la interestatal, o, como lo llamo yo, la receta perfecta para convertirse en el traje de piel de un asesino en serie. Oh, espera. Que eso ya lo hiciste.
-Ay, Díos. En primer lugar, July era una aspirante a cantante de country, no una rapera. En segundo lugar, iba con otros dos omegas y estábamos yendo a Daytona Beach, no a Miami. En tercer lugar, ni siquiera intentó tocarme, así que matarme ya ni te digo -suspiro-. Love, en cambio, sí que se acostó con ella, y se llevó un herpes de regalo.
Un silencio incrédulo llega a mis oídos.
-¿Nini? -Es el apodo que le puse a Kai cuando era un niño. Lo odia-. ¿Estás ahí?
-Trato de entender cómo piensas que tu versión de la historia puede de algún modo ser más potable que la mía -De pronto, maldice-. Oh, mierda, ¿no me acosté con Love en la fiesta de tus dieciocho? -Hace una pausa-. El viaje del herpes fue antes de esa fiesta. ¡Mierda, Taehyung! O sea, usé protección, ¡pero habría estado bien que me avisaras!
-No, no te acostaste con Love. Te refieres a Laney. Dejé de ser amigo suyo después de eso.
-¿Por qué?
-Porque se acostó con mi hermano cuando se suponía que tenía que estar pasando el rato conmigo en mi fiesta. Eso no me parece.
-Es verdad. Fue una egoísta.
-Sí.
De repente, hay mucho ruido al otro lado de la línea. Oigo viento, motores de coches y luego cláxones ensordecedores.
-Lo siento -dice Kai-. Estoy saliendo del apartamento, ha llegado mi Uber.
-¿Adónde vas?
-A buscar la ropa a la tintorería. El sitio al que Soo y yo vamos está en Tribeca, pero son geniales, así que vale la pena la excursión. Lo recomiendo.
Kai y su novio Kyungsoo viven en el West Village, en Manhattan. Soo admitió que la zona es mucho más sofisticada de a lo que está acostumbrado, pero, para mi hermano, en realidad supuso bajar de nivel; el ático de nuestra familia está en el Upper East Side y ocupa las tres últimas plantas de nuestro hotel, el Heyward Plaza. Sin embargo, el edificio nuevo de Kai está al lado de la escuela privada donde enseña y, como Soo tiene un papel protagonista en una serie de televisión que rueda por todo Manhattan, la ubicación les conviene a los dos.
Debe de ser muy bueno para ellos tener un sitio donde vivir y tal.
-En fin..., ¿estás ya instalado en la residencia Kappa?
-No del todo -confieso.
-Madre mía, Taehyung. ¿Qué has hecho?
Se me desencaja la mandíbula de la rabia. ¿Por qué mi familia siempre asume que soy yo quien hace las cosas mal?
-No he hecho nada -contesto con firmeza. Pero la derrota me debilita la voz-. No creen que alguien como yo sea adecuado para una hermandad con tan buena reputación. Una de ellas ha dicho que soy un pirómano.
-Bueno -responde -Kai sin mucho tacto-, en parte lo eres.
-Vete a la mierda, Nini. Fue un accidente. Los pirómanos causan incendios intencionadamente.
-O sea que eres un pirómano accidental. El Pirómano Accidental. Es un buen nombre para un libro.
-Maravilloso. Venga, empieza a escribirlo. -No me importa lo borde que haya sonado. Estoy enojado y alterado-. En cualquier caso, me han echado y ahora tengo que ver dónde narices voy a vivir este semestre.
Se me forma un nudo en la garganta y casi emito un sollozo ahogado.
-¿Estás bien? -pregunta Kai de inmediato.
-No lo sé. -Trago saliva con fuerza-. Yo... Esto es ridículo. No sé por qué estoy enfadado. Esas chicas son horribles y no me habría gustado vivir con ellas. O sea, es año nuevo ¡y todas están en el campus! ¡Están organizando una recaudación benéfica en lugar de estar de fiesta! No es mi ambiente ni de broma.
Las lágrimas que he estado aguantando se vuelven incontrolables. Dos gotas enormes me recorren las mejillas, y estoy muy contento de que Kai no esté aquí para presenciarlo. Ya es bastante horrible que me oiga llorar.
-Lo siento, mocoso.
-¿Qué más da? -Me seco los ojos, furioso-. No importa. No voy a llorar por un par de chicas horribles y una residencia abarrotada. No voy a dejar que me afecte. ¿Dejaría Taylor Swift que algo así le afectase? Está claro que no.
-¿Taylor Swift? - pregunta con confusión.
-Sí. -Levanto la barbilla-. Es un símbolo de clase y pureza, mi modelo a seguir. En cuanto a personalidad. Obviamente, en lo que a estilo se refiere, siempre trataré de ser Coco Chanel, aunque fracasaré, porque nadie puede ser Coco Chanel.
-Obviamente. -Hace una pausa-. ¿De qué Taylor Swift estamos hablando? ¿De la de la época de Jake Gyllenhaal o la de Calvin Harris? ¿O de la parte de Joe Alwyn?
Frunzo el ceño con disgusto mirando el móvil.
-Vete a la mierda, ¿lo dices en serio?
—¿Qué?
-Un omega no se define por los alfas con los que haya estado. Se define por sus logros. Y por sus zapatos.
(La Taylor Swift omega existe 😆)
Poso la mirada en las botas nuevas, cortesía de la abuela Amber. Por lo menos, he tenido un éxito estelar en el ámbito de los zapatos. En el resto, no tanto.
-Supongo que puedo pedirle a papá que llame a los encargados del alojamiento y pregunte si hay sitio en alguna de las residencias de estudiantes. -De nuevo, estoy derrotado-. Aunque tengo cero ganas de hacerlo, la verdad. Ya tuvo que mover hilos para que me admitiesen en Briar.
Y preferiría no vivir en una residencia de estudiantes si puedo evitarlo, sinceramente. Compartir baño con una docena de omegas más es mi mayor pesadilla. Tuve que hacerlo en la residencia Kappa de Brown, pero la habitación privada hizo la situación de los baños mucho más llevadera. Y fijo que no quedan habitaciones individuales a estas alturas del curso.
Sollozo bajito:
-¿Qué se supone que debo hacer?
Tengo dos hermanos mayores que nunca pierden la oportunidad de molestarme o de dejarme en ridículo, pero, en ocasiones muy puntuales, muestran raros destellos de compasión.
-No llames a papá todavía -responde Kai con voz ronca-. Déjame ver qué puedo hacer yo primero.
Frunzo el ceño.
-No creo que puedas hacer nada.
-Bueno, espera un poco antes de llamarlo. Tengo una idea. -El chirrido de los neumáticos interrumpe la frase-. Un segundo. Gracias, amigo. Te pondré cinco estrellas en la valoración del viaje. -Se cierra una puerta de coche-. Taehyung, ¿vas a volver a la ciudad esta noche igualmente, no?
-No lo tenía pensado, la verdad -admito-, pero supongo que no tengo elección. Tendré que ir a un hotel en Boston hasta que solucione lo del alojamiento.
-Boston no, me refiero a Nueva York. El semestre no empieza hasta dentro de unas semanas. Había dado por hecho que te quedarías en el ático hasta entonces.
-No, quería deshacer las maletas, instalarme y todo el rollo.
-Bueno, eso no lo vas a hacer hoy de todos modos, y es día de año nuevo, así que igual podrías venir a casa y pasarla con Soo y conmigo. También vendrán algunos de mis antiguos compañeros de equipo.
-¿Por ejemplo? -pregunto, curioso.
-Seokjin está en la ciudad para un partido, así que vendrá. También viene el equipo actual de Briar. Ya conoces a algunos: Mike Hollis, Jimin. De hecho, Jimin estudiaba en el Roselawn Prep, creo que iba un curso por detrás de ti. También estarán Pierre y Corsen, pero creo que no los conoces. JK...
Se me aceleran los latidos.
-Me acuerdo de él -comento con la mayor indiferencia de la que soy capaz, aunque no lo consigo. Incluso yo advierto la emoción en mi tono de voz.
Pero ¿quién podría culparme? JK es el diminutivo de Jeon Jungkook, que resulta ser el alfa de los sueños. El hombre unicornio. Un jugador de hockey increíblemente alto, sexy y tatuado que tal vez que me guste un poquito. Bueno, vale. Confirmo que estoy coladísimo por él. Hasta las trancas.
Es tan... mágico. Pero está superfuera de mi alcance.
Normalmente, los amigos del equipo de mi hermano me tiran los tejos cuando me conocen, pero Jungkook no. Lo conocí el año pasado cuando visité a Kai en Briar, y el tipo ni siquiera miró en mi dirección. Cuando lo vi de nuevo en la fiesta de cumpleaños de Hoseok, otro amigo de Kai, me dirigió unas diez palabras. Y estoy bastante seguro de que la mitad de ellas fueron «hola», «¿qué tal?» y «adiós».
Es exasperante. No es que espere que cualquier alfa que se me acerque caiga a mis pies, tampoco. Aunque sé que le atraigo. Lo vi en la manera en que ardían sus ojos oscuros cuando me miraba. Le ardían, maldita sea.
A menos que solo vea lo que quiero ver.
Mi padre tiene un dicho muy grandilocuente: «La percepción y la realidad son infinitamente dispares. La verdad, por lo general, se encuentra en un punto intermedio».
Usó esta frase una vez como argumento en un juicio por asesinato y ahora siempre la utiliza en cualquier situación que se preste mínimamente.
Si la verdad está en algún punto entre la indiferencia de Jeon Jungkook hacia mí (me odia) y el calor que veo en sus ojos (la ardiente pasión que despierto en él), supongo que podría decir que me ve como un amigo, ¿no?
Aprieto los labios.
No. Definitivamente no. Me niego a ser un pagafantas sin antes haber intentado dar un paso siquiera.
-Estaría bien -dice Kai-. Además, hace mil años que no estamos en el mismo sitio en la noche de año nuevo. Así que mueve el culo y vente a Nueva York. Escríbeme cuando llegues. Ya estoy en la tintorería, así que tengo que colgar. Te quiero.
Cuelga, y tengo una sonrisa tan grande que parece mentira que hace cinco minutos estuviera llorando. Kai puede ser un pesado la mayor parte del tiempo, pero es un buen hermano mayor. Está ahí cuando lo necesito, y eso es lo que realmente importa.
¡Y... aleluya! Ahora tengo una fiesta a la que ir. No hay nada mejor que una fiesta después de un día de mierda. Lo necesito mucho.
Miro la hora. Son la una. Hago un cálculo mental rápido. El campus de Briar está a una hora de Boston. Desde allí, el trayecto es de tres horas y media; cuatro hasta Manhattan. Lo que significa que no llegaré a la ciudad hasta bien entrada la tarde, cosa que no me va a dejar mucho tiempo para prepararme. Si voy a ver a mi unicornio esta noche, pienso arreglarme de los pies a la cabeza.
Ese chico va a alucinar, y no sabrá ni de dónde le viene.
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Unicorn can refer to a man or a woman and is often used to describe the perfect catch or perfect partner. A Unicorn is a mythical creature, someone amazing who is hard to catch or simply a very rare find.
Vielen Dank für das Lesen!
Es la continuación de Take on Me. Es la hermana de Jk en Take on me. Pero será Tae en esta historia. Que guay!!! Sigo!!
Jooo que pena que por no hablar se pierdan tantas cosas. Deben de ser sinceros el uno con el otro. Entiendo que Tae tenga miedo, es normal después de lo que escucho en año nuevo. Jk dale coñis!! Se valiente!!
Esta claro que Tae tiene un gran problema de autoestima. Jk en ningún momento le ha dicho que no quiere desearlo. Solo le ha comentado que desearlo tanto y gustarle tanto es agotador. Pero Tae lo toma como algo en contra de él. Necesita ayuda. Necesita aprender a quererse primero el. No porque tenga un problema de aprendizaje o concentración, significa que es menos.
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