Me decido en abrir los ojos. Me encuentro de pie en un lugar que desconozco totalmente, un lugar que es gobernado por la oscuridad, que me genera confusión y duda. Al parecer, mi memoria está hecha un desastre, pues apenas y tengo recuerdos de mi existencia; una intranquilidad irregular, un estado de debilidad y mi corazón latiendo a una velocidad anormal, son indicadores de que no me encuentro en una condición usual. Aun así, por alguna causa que no es parte de mi entendimiento, me siento en la necesidad de hacer algo, pero desafortunadamente no recuerdo qué. De repente, varios sonidos y voces empiezan a emerger de la nada.
- ¡Que las mujeres y niños huyan por la parte trasera de la aldea! ¡Los demás, ayúdenme a protegerlos sin importar el costo! – Grita con todas sus fuerzas la voz proveniente de un hombre.
Poco a poco imágenes borrosas empiezan a visualizarse delante de mí, lo que me ayuda a tener más contexto. Este hombre, parece dirigir sus palabras a un grupo de varias personas. Se alcanza a ver que sus manos y cuerpo aparentan emanar fuego, y en base a su forma de hablar con los demás, me transmite un sentimiento de superioridad, aunque parece encontrarse en un estado de cansancio extremo.
- ¡No podemos contra ellos!, ¡Nos superan colosalmente en número! – Dice otro hombre de apariencia similar que se encuentra cerca de él, a la vez que lanza un tipo de magia proveniente de sus manos hacia algún enemigo.
- ¡Aguanten hasta que la mayoría hayan escapado, háganlo por sus familias y por la comunidad!, ¡Los pirománticos siempre prevalecerán! – Contesta el hombre.
Misteriosamente, las visiones parecen ser escenas de un acontecimiento, pero no logro entender si son hechos pasados, recuerdos o algún tipo de premonición. Por si fuera poco, la imagen que se genera frente a mí no es lo suficientemente clara como para describir todo lo que está pasando. Lo único comprensible es el hecho de que un aterrador y sangriento enfrentamiento está ocurriendo en lo que parece ser un tipo de villa, y teniendo solo como apoyo los sonidos con voces generados por los eventos, aunque el eco que lo acompaña lo hace bastante pesado de digerir.
- ¡****, usa la Llama!, ¡Es ahora o nunca! – Le grita su compañero, aunque no logro escuchar el nombre que pronunció.
- ¡Ya no podemos depender más de ella, a ese demonio no parece afectarle en nada!, ¡Se adapta a todas nuestras nuevas acciones! – Responde exasperadamente el hombre.
- ¡Maldición!, ¡Entonces, debemos evitar que …! – Dice su compañero antes de ser interrumpido y perforado en el pecho por una roca en forma de estalactita.
- ¡Nael! – Grita el hombre, quien poco después también recibe un impacto de arma similar, perforándole un extremo de su pectoral. La fuerza con la que recibió el golpe es tal que lo empuja hasta lo que parece ser una pared trasera de una estructura cercana, dejándolo obstruido y sin posibilidad alguna de escape.
Por alguna extraña razón siento todas estas voces familiares, por ello pensando que es un recuerdo, busco recordar lo que está ocurriendo entre todo el caos del momento, pero lo único que logro es confundirme aún más de lo que ya estaba. Empiezo a experimentar una sensación de malestar originada por la alta cantidad de terror que tengo al seguir viendo lo sucedido, así que intento alejarme del lugar en el que me encuentro parado, o por lo menos de esos horribles sonidos: personas gritando, llorando, agonizando. Lamentablemente no puedo, parece como si una fuerza me obligara a presenciar y observarlo todo sin importar la resistencia que oponga.
- Ya me cansé de tus juegos ****, tu última oportunidad se terminó. La llama que quema el tiempo es mía. – Dice con una voz profunda lo que parece ser un ente oscuro sin forma alguna, pero poco a poco logra adaptar su aspecto al de un cuerpo humano, aunque de un tamaño superior a lo normal. Este se acerca lentamente hacia el hombre.
- ¡Púdrete, escoria!, ¡Los de nuestra especie no te servirán! – Contesta el hombre herido mientras intenta retirar con todas sus fuerzas el objeto anclado a su pecho, pero sin tener éxito.
- Eso ya me había quedado claro, y por eso hoy no quedará ni uno de ustedes. - Dice el ente burlándose del hombre. - Todo ese poder cohibido dentro de ustedes, que desperdicio de potencial. – Añade este, algo molesto.
Lo que sea que esté ocurriendo es más de lo que puedo soportar. Deseo correr para alejarme de esto, pero debido a mi súbita falta de energía solo lo logro por unos cuantos segundos antes de tropezar y caer directo hacia el suelo; de cualquier forma, aunque intentara hacerlo otra vez, siento que no llegaré a ningún otro lugar, pues lo único que hay a mi alrededor es oscuridad en su totalidad. Una vez más, algo me fuerza a seguir viendo la horrible escena.
- ¿Creyeron que con su auto exilio todo acabaría?, Son unos ilusos! – Grita el ente oscuro. – Aunque no los culpo, porque de cierta forma son parecidos a mí. Es solo cuestión de perspectiva, ****.
- Ni en esta vida ni en la próxima nos pareceremos a ti. Maldito engendro. – Dice el hombre, quien parecer perder cada vez más sangre.
- Quieras verlo o no, al final no somos tan diferentes. Pero mi tolerancia tiene un límite, y voy a matar a cada mujer, niño y hombre de este lugar. Puedo decirte que todo será culpa tuya. Fracasaste como guía de tu comunidad y guardián de la llama, eres un completo inútil. – Contesta el ente oscuro
- Lo sé, yo lo provoqué y eso nunca me lo perdonaré. – Dice el hombre con algunas lágrimas. - Pero déjame decirte algo, tú eres el único que fracasara aquí, porque aun con todo lo que hiciste, no ganaras nada. – Responde este mientras suelta una risa seca, aún con el evidente dolor por el que está pasando. Posteriormente, sorprendido por lo que dijo, el “ser” se acerca lentamente hacia él.
Llega el momento en que la intensidad de los gritos agonizantes del resto de personas que son parte del recuerdo es demasiado fuerte como para mantener la cordura, al punto de sentirse justo detrás de mí y hacer eco en mi cabeza. La sensación de malestar que recorre todo mi cuerpo no me ayuda en lo absoluto, por lo que únicamente se me ocurre taparme los oídos, ponerme de rodillas y aguantar lo más que pueda. Aun así, esto parece que no está ayudando en nada, pues aún puedo escuchar los diálogos del momento.
- ¿Lo ves?, Ya estás diciendo incoherencias. Su poder ya es mío, y es una pena que no lo supieran usar. – Dice el ente mientras lo tomaba del cuello con su brazo derecho y lo arrancaba del lugar del que se encontraba anclado.
De pronto, una pequeña esfera roja con llamas negras a su alrededor es expulsada del cuerpo del hombre con dirección hacia el cielo, para después desaparecer sin dejar rastro alguno.
- Te…equivocaste…de nuevo, no…te preparaste…para esto. – Dice el hombre por última vez antes de desvanecerse y morir.
- ¡¿Pero qué?!........¡¿Qué has hecho?! – Grita furioso el ser oscuro, comprendiendo lo que había dicho este hombre.
Al ver que ya no hay rastros de vida ni de magia emanando del hombre con quien peleaba, arroja el cuerpo violentamente hacia un lado. De pronto, un sujeto extraño aparece alado del ente y se inclina ante él.
- Mi señor, hemos asesinado a todos los guardianes, todo indica que solo quedan las mujeres, jóvenes y niños que han escapado. ¿Qué desea que hagamos? – Dice de forma respetuosa su subordinado.
- M̵̭͚̖̞͍á̟̣̪̟̫̲̝̹̗͜͢t̻͈͘͠ͅe̸̯̟͚͚͍n̪͎͔̩̲̹͖̦ĺ̮̟ͅo͔͖͕̲̪̣͈s̬͎̥̦͚̣͈̀͘, ̵̩͚̹̺͓͖̖̀ ͖̖a̻̯̝͇͞͞ͅ ͍͙̳̮̥̯͓̘ͅt̨̰̭͎͙̘́͝o̲͜͝d͏̻̞ơ̫͙͚̞͙̼̙̟s̭͔̞̠͔. – Dice por última vez el ente antes de que las escenas que se estaban visualizando, se difuminen y desvanezcan como si se tratara de polvo.
Después de unos segundos de haber estado cubriendo mis oídos en vano, tanto las imágenes como toda señal de ruido se han desvanecido, como si de alguna manera hubiera sido tragado por el vacío, por lo que lentamente retiro las manos de mi cabeza, pensando en que la tortura ha terminado. De pronto, un excesivo destello luminoso ciega mi vista y me pone en un estado de tensión.
- ¡Eiden, despierta!
Escucho por última vez mientras esa brillante luz me consume y transporta otra vez hacia algún lugar desconocido.
Jose M G R
