'Lo siento si parezco algo perdido, tengo la cabeza en las nubes.'
El día de los inocentes.
Un día común que muchas personas no celebraran y no sabían que existía, pero por supuesto, otro grupo sí. Por primera vez en su vida, Kim TaeHyung decidió celebrarlo o más bien utilizarlo para gastarle una pequeña e inocente broma a su mejor amigo de rabito esponjoso y largas orejas blancas.
Podría también hacer la broma en su cumpleaños, pero faltaba mucho para eso y el alfa era alguien impaciente. Quería ver su reacción, reírse en su cara y luego comer bocadillos toda la noche mientras jugaban videojuegos.
Lo que él no sabía, es que terminarían haciendo algo mucho mejor toda la noche.
— TaeHyung, apestas en este juego.— El menor de los dos dijo, llevando una golosina a sus labios mientras presionaba los botones del control que sostenía en sus dos manos.
— Eres tú el que juega todo el día sin descanso.— El alfa se quejó, dándole un suave codazo en el brazo.
JungKook se rió. Era verdad.
Hasta que, repentinamente, TaeHyung dejó el control encima de la pequeña mesita de té que tenían en frente del amplio televisor y miró a su mejor amigo con los labios apretados.
— JungKook, sabes... Mh. Debo decirte algo importante.— El pelirrojo enserió la expresión, llamando la atención del conejito que no había despegado la vista de la pantalla, que era la única luz iluminando la habitación que compartían.
Bien, era muy bonito, su perfil era precioso y la forma en que hacía pucheros con los labios también.
— ¿Qué sucede? Me estás asustando, Tae.— El menor dijo con una risa, sorprendiéndose en demasía cuando sintió la cola del tigre rodearle la cintura y una de sus grandes manos sobre su muslo desnudo al llevar shorts.
Joder.
JungKook se sonrojó hasta el cuello e inmediatamente perdió la partida.
— ¿Tae-
— ¿Quieres ser mi novio y follar toda la noche conmigo, JungKook-ie? —
El tigre miró al conejo a su lado, sonrojándose en cuanto vio sus ojos iluminarse en brillantes y bonitos destellos zafiro. Su expresión sorprendida era única, incluso el sonrojo adorable de su rostro le hacía lucir más bonito.
Hubo un largo momento de silencio, pero definitivamente perdió la razón cuando JungKook se subió encima de él, se sentó sobre sus piernas y a horcajadas de él, quedando a centímetros de su rostro, con el culo justo en su entrepierna.
— Esperé por mucho tiempo que dijeras eso, TaeHyung-ie-hyung.— El omega dijo, antes de cerrar los ojos y presionar sus suaves y pomposos labios en los ajenos.
Oh.
TaeHyung sintió como su alma abandonaba su cuerpo y no supo por qué, tal vez fue el instinto, tal vez tenía ganas de hace un tiempo. No comprendió por qué abrazó la pequeña cintura del híbrido de conejo con ambos brazos fuertes y correspondió el beso con pasión.
Esta vez la sorpresa se la llevó JungKook, quién en realidad también había estado bromeando y jamás pensó que TaeHyung iba a corresponder.
Sabían que se trataba de una broma, entonces, ¿por qué estaban besándose así, con lengua y jadeos de por medio?
Esa sería una noche larguísima.
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