—Son 19 con 45. ¿Gusta llenar cupones para un sorteo? El premio son comestibles. —Comentó la muchacha, metiendo los productos en una bolsa.
—No, muchas gracias. —Contestó apenado, no había llevado nada de dinero extra consigo, sino estaría encantado de colaborar con algo. Pagó y tomó la bolsa con sus compras. —Muchas gracias, hasta pronto. —Hizo una pequeña reverencia y salió del humilde local.
Era un día agradable, caluroso pero nublado y con una pequeña brisa, que al salir de la tienda acarició la cara de Taehyung con fría suavidad. Ahora que ya tenía todo para completar su alacena, podía regresar a casa.
Emprendió su camino, andando a paso lento y un poco divertido por la acera, a pesar de haber vivido toda la vida allí nunca se aburriría de su pueblo; tan agradable y tranquilo. Podía ver a niños jugando en la calle y personas andando sin prisa.
El delicioso aroma a pinos y naturaleza siempre lo acompañaba, el estar rodeado de bosques no muy profundos hacía al aire que revoloteaba sus cabellos negros, aún más puro.
Taehyung era joven, aunque para ya tener veintidós años quizás muy dulce. Conservaba esa aura infantil de cuando era pequeño al igual de ser muy amable, quizás porque sus padres lo habían criado con verdadero cariño y valores.
A medida que iba avanzando comenzó a sentirse extraño, como si hubiera alguien detrás suyo que lo estuviera mirando. Se dió la vuelta pero no había nadie, tan solo a lo lejos una pareja de adultos mayores. Supuso que sería su imaginación, así que siguió adelante, ya podía divisar su casa a lo lejos.
—¡Volví! —Gritó Taehyung al entrar en su hogar. Al instante llegó a recibirlo su hermana pequeña, corriendo.
—¿Que me trajiste, hermano? ¿Si te acordaste de mí? —Preguntó la pequeña, que llevaba un vestido celeste.
El mayor rió. —Ten. —Sacó de la bolsa una paleta y se la entregó. —Deja espacio para el almuerzo, Eoon.
La niña asintió. —Mamá y papá están arreglando la canilla del baño. —Dijo, para luego engullir la paleta.
—Voy a ayudarlos, no te lastimes los dientes con eso.
[ • . •. •. •. ]
Se despertó, siendo molestado por la luz del día que entraba por su ventana. Con pereza se levantó de la cama, cambiando su pijama y peinando un poco su cabello rizado.
Salió de su habitación, entrando a la cocina en donde encontró a sus padres, los cuales tenían un rostro no muy amigable que al verlo se torció aún más.
Se veían realmente exaltados.
—¿Que pasa? ¿Está todo bien? —Preguntó el menor, preocupado.
Sus padres se miraron entre sí, pensando en si decirle o no.
—Cariño, nosotros sabemos que tú eres un buen muchacho. Pero porfavor, dime qué no te has metido en nada de estas cosas. —Habló su madre, entregándole una hoja. —Eso apareció en nuestra puerta esta mañana.
Era una hoja negra. En el centro tenía un ojo dibujado, no muy detallado, el cual su pupila era roja. Debajo en letras carmesí estaba escrito; "Su hijo fue señalado"
Taehyung frunció su seño, confundido y ahora él también exaltado.
—Hijo, ¿Estás en malos pasos como esto? Si es así te ayudaremos, pero tienes que decirnos.
—No se que es esto. ¿Es una broma? No se asusten, quizás alguien de la universidad me hizo esto como chiste. —Quiso que fuera así. Fingió estar seguro para no hacer entrar en pánico a sus padres, pero ni él sabía qué estaba pasando.
La mujer sollozó. —Te creemos hijo, pero eso significa que es aún peor. Si no sabes que es esto, significa que te han estado persiguiendo. ¿No viste nada extraño? Ya no salgas de casa.
—Espera, mamá. No hay porque asustarse. ¿Quién nos enviaría algo así de verdad?
—Siempre se a rumoreando que algunas personas en el pueblo tenían una secta de brujas. O quién sabe que cosas.
Taehyung negó, él también estaba asustado pero no creería en esas cosas. Era imposible, y aún más ¿Porque se fijarían en él unas brujas?
Tomó las manos de sus padres para intentar calmarlos. —No se preocupen, les prometo que estoy bien. Nada me va a pasar, esto es solo una broma de mal gusto.
Los mayores se calmaron un poco con la seguridad no muy real de su hijo, pero aún así no estaban del todo seguros.
—No salgas en la noche, y ve con cuidado. No camines solo, si quieres te acompañaremos a cualquier lado.
—Está bien, no pasa nada. Ahora iba a salir, Soojin me invitó a la costa.
La preocupación de sus padres pareció desaparecer en seguida.
—¿La vecina? Hay que bien, es una muchacha tan joven y buena. ¿Son novios?
En azabache negó en seguida. —No, claro que no mamá.
—Pero hijo, tienen la misma edad y todo. No tendría nada de malo que salgan. Aunque si no te gusta no hay nada que hacer.
Taehyung quiso aclarar que la veía solo como una amiga, pero sabía que no iba a servir de mucho.
[ • . •. •. •. ]
—Hola. —Contestó su móvil, era Soojin. —¿Ya estás ahí? Ah, lo siento, es que se me hizo un poco tarde. Ya casi llego, voy por calle de las cabañas.
Cuando terminó de hablar colgó, chocando con alguien que iba caminando en dirección contraria a él.
—Ah, lo siento mucho. —Se disculpó Taehyung enseguida. Miró al chico con quién había chocado, tenía el cabello negro y ojos azules. Era de estatura baja y mantenía la cabeza baja a pesar de tener la mirada en alto.
—Yo... yo... —Susurró casi inaudible el extraño joven de ropas negras, a pesar de conocer prácticamente a todo el pueblo, Taehyung no recordaba haberlo visto nunca.
Antes de que pudiera hacer cualquier cosa, el de ojos azules se fue corriendo.
—¿Dije algo malo? —Preguntó extrañado, mirando con pena como a lo lejos el chico seguía corriendo.
Sin mucho por hacer siguió su camino, en busca de Soojin. Usualmente iría por el camino principal, pero conocía los bosques como la palma de su mano y podía cortar camino por uno de ellos. No eran grandes así que no se perdería. Se adentró entre los árboles, pero en lugar de sentir el olor a cedro lo inundó un olor a chocolate con... ¿Vainilla?
Extrañado siguió el olor, llegando a un árbol que en uno de sus agujeros tenía un incienso puesto. Claro, era un poco obvio. Pero, ¿Que hacía allí? Además estaba apenas consumido, recién prendido.
Cuando fue a acercarse para oler mejor, una manos envolvieron su rostro. Intentó forcejear, asustado, pero todo se volvió negro.
...
Se sentía pesado, un poco cansado. Abrió sus ojos, acostumbrandose a la tenue luz de la velas a su alrededor. No reconocía el lugar, y al percatarse de sus manos atadas contra su espalda comenzó a entrar en pánico.
Su corazón pareció detenerse por un segundo, y luego volvió a latir pero mucho más rápido de lo que debería. Habían cinco presencias paradas frente a él, todos con una capa negra que cubría su cuerpo y cara.
La persona parada en el medio se acercó a él, bajándose lentamente la capucha y dejando a la vista su rostro; era de cabello castaño y piel blanca. Pero a diferencia de lo que Taehyung esperó, era precioso. Tenía labios rojos y carnosos, además de un rostro simétrico y atrayentes ojos. Se veía muy joven, de su misma edad quizás.
—Mi nombre es Jeon Jungkook, y aunque tú no nos conoces, nosotros a ti si. —Habló suave, dirigiendose al azabache en el piso, que lo miraba perturbado. —Durante décadas Rubrum Oculus a buscado al elegido por la diosa Lightmoon, capaz de dar la felicidad eterna a cualquier miembro de nosotros. Y ahora, aquí estás, Taehyung. Tú nos darás el éxito y la felicidad eterna.
El azabache sentía que en cualquier momento se desmayaria, estaba en medio de un círculo de velas, rodeado de "locos" que tenían formada una secta y lo que más le aterró, ¿Iban a sacrificarlo para obtener esa felicidad eterna? Él no quería morir, y mucho menos sufrir siendo apuñalado o algo peor. ¿Diosa Lightmoon? Taehyung no creería en nada de esas cosas, tan solo estaban todos dementes.
Y quizás tan solo si lo estaban.
—No queríamos asustarte, así que enviamos a tu casa el aviso para que tus padres no se preocuparan. Pero parece que no lo han visto. —Supuso el castaño, hablando tan tranquilo que hizo al azabache desesperar.
—¿De verdad fueron ustedes que enviaron la carta? ¿Son una secta de brujas? —Preguntó aterrado.
Jungkook lo miró confuso. —¿Que es una secta de brujas?
Taehyung sollozó, ya estaba imaginando que ese sería su final. —¿Van a matarme? ¿Me van a sacrificar como a las... Cabritas? —Su voz tembló, a punto de romper en llanto.
—Si mataramos al elegido nunca podríamos lograr el cometido de Rubrum Oculus. Así no es el ritual.
El azabache se calmó un poco, pero ahora estaba aún más confundido. —¿Entonces que me van a hacer?
—El humano que sea elegido por la diosa Lightmoon, tendrá el poder de dar la felicidad infinita a cualquiera al que le quite su virginidad.
El azabache palideció. No, no podía ser. ¿Iban a abusar de él? No quería que todos esos tipos se la metieran, nisiquiera le gustaría eso. Nunca nadie le había metido algo, nisiquiera las chicas que insistían con el "pero un dedo para probar". No, no le gustaba.
—No porfavor, no hagan eso. Les daré lo que quieran. Si puedo darles la felicidad lo haré, pero no así. Porfavor... —Comenzó a llorar nuevamente.
—Lo sentimos pero así es como lo quiso la diosa.
¿Que diosa? ¡Estaban todos mal! ¿O no?
Uno de los encapuchados se acercó a Taehyung, arrodillandose y comenzando a quitarle su pantalón.
—No, no hagas eso. Déjame. —Pataleó, pero eso no fue impedimento para que sus prendas de abajo fueran removidas.
Ahora estaba ahí, desnudo en el piso de un lugar que no conocía. Con cinco chicos que lo miraban como si fuera el último pedazo de carne en el mundo, y para peor, le iban a hacer quien sabe que cosas.
El mismo chico arrodillado a su lado se quitó su capucha, dejando a la vista a un joven de cabello rubio con toques de rosa y ojos marrones. "¿Porque tienen que ser todos tan lindos?" Pensó una parte de Taehyung.
Inevitablemente suspiró cuando el chico comenzó a acariciar su miembro, masturbandolo lentamente. Aunque no tuviera una erección seguía siendo bastante grande, por lo cual el rubio con un poco de complicaciones metió el miembro en su boca. El azabache gimió alto, no quería disfrutar eso. ¡Le iban a hacer algo horrible! Y lo habían secuestrado. Comenzó a tener una erección, ahí fue cuando el chico se alejó y bajó su ropa interior, tal parece que era lo único que llevaba bajo esa extraña túnica. Se subió a horcajadas encima de Taehyung y tomó el miembro de este, llevándolo hacia su virgen cavidad.
"¿Que?" Pensó el azabache. Todo su miedo se desvaneció y dejó paso a mayor confusión. Tal parece que había entendido mal, claro, dijo que les iba a quitar la virginidad a todos los chicos, en ningún momento aclaró cómo.
Bueno, al menos ahora la cosa era diferente.
Taehyung gimió al mismo tiempo que el rubio cuando este se penetró; bajó lentamente y se sentó durante unos segundos, sintiendo toda la larga extensión crecer y endurecerse en su interior. No quería hacer perder el tiempo a la diosa, que supuestamente lo estaría mirando ahora, así que a pesar del dolor que sentía por forzar su entrada comenzó a dar saltitos.
El azabache gemía, no podía negar que se sentía demasiado bien, estaba estrecho y caliente. Grande fue su sorpresa cuando el chico se alejó y otro se acercó. Tal parecía que nisiquiera acabarían, literalmente solo perderían su virginidad y se irían.
Cuando el siguiente se subió encima de él y se quitó la capucha aún mas grande fue su sorpresa, era el chico de ojos azules con el que se había chocado cuando se iba a encontrar con Soojin. Con razón había actuado tan nervioso, si tenían un plan macabro (que a Taehyung ya no le parecía tan macabro) era claro que actuaría así. Quizás había sido él el que lo había dormido en el bosque.
—Otorganos el éxito, porfavor. —Pidió en un susurro, antes de dar un fuerte sentón que desestabilizó al contrario. No sabía si era su imaginación, pero estaba seguro de que se sentía incluso mejor que el rubio. Nuevamente, un par de embestidas y se alejó para dejar paso a los demás.
Todos los chicos desconocidos era vírgenes, por supuesto, estaba claro que no iban a saber moverse. Se sentía bien pero si a cada rato estaban saliendo, Taehyung nunca llegaría a su orgasmo. Era una tortura, diferente a lo convencional, pero tortura al fin.
Pero cuando esos ojos se conectaron a los suyos se sintió diferente. Ya habían pasado los cuatro menores, que ahora descansaban sentados a los alrededores. Pero sentía que ese castaño era diferente, le daba el miedo que antes había perdido.
Jungkook se acercó con lentitud y elegancia hacia él, ya tenía su capucha baja desde hacía un buen rato. Se quitó su ropa interior y a diferencia de los demás, levantó su túnica y le ató un nudo, dejando a la vista todo desde su abdomen hasta abajo.
Taehyung no pudo evitar ver sus piernas. Eran preciosas; largas y blanquecinas, sin un solo pelo. Y a quien engañar, sus glúteos redondos y bien formados no pasaron desapercibido.
Lentamente el castaño se sentó encima del mayor, el cual ya sentía sus muñecas doler.
—He... Esperado mucho para esto. —Habló meloso, sorprendiendo al azabache cuando le regaló una sonrisa coqueta.
Pero más fue la sorpresa de Taehyung cuando el menor de inclinó hacia él, uniendo sus labios en un caliente beso. Ningún otro de los chicos había hecho eso, apenas y le dirigían la mirada mientras saltaban encima de su miembro.
Bien dicen que lo mejor va para el final.
Cuando Jungkook se reincorporó el azabache notó que tenía un dije en su cuello, tenía una fina cuerda negra la cual sostenía un ojo dorado con un círculo rojo en el medio.
No había duda de que el castaño era el líder allí.
El menor cerró sus ojos y sonrió, como si fuera a disfrutar lo mejor que le pasaría en la vida.
Tomó el miembro de Taehyung y lo llevó a su entrada, metiéndolo y bajando lentamente hasta ser llenado por completo. Emitió un erotico gemido, llevando uno de sus dedos hasta su labio inferior y tirando de este. El contrario también gimió ante eso, esa expresión había sido demasiado linda para la situación en la que estaban.
Jungkook abrió sus ojos y miró al mayor con una sonrisa cómplice, confundiendo a este hasta que comenzó a saltar y mover sus caderas como solo él sabía hacerlo. No era solamente sacarla y meterla como los demás, era tan diferente que le robó reiterados suspiros a Taehyung.
"¿Realmente ese chico era virgen como los otros?" Se preguntó. Lo dudaba bastante, a pesar de sentirlo muy estrecho.
El castaño comenzó a gemir, moviéndose aún más rápido. Bajó totalmente y comenzó a moverse en suaves círculos, haciendo sentir al borde al mayor, el cual juraría ver estrellitas por la satisfacción.
El azabache también le agarró el ritmo, si no le permitían mover sus manos entonces movería sus caderas. Se acopló a los eróticos movimientos de Jungkook, elevando su pelvis para llegar más profundo y dar justo en ese punto que hizo al castaño estallar.
Pero a pesar de haber eyaculado el menor siguió. Sin parar de moverse se inclinó sobre Taehyung sin aplastarlo, estiró sus brazos a los lados y lo besó como si su vida dependiera de ello, beso el cual fue correspondido al instante.
Los minutos pasaron, siendo estos ahora los finales.
Jungkook suspiró y el mayor gruñó ronco, elevando su pelvis y por fin llegando a su tan deseado orgasmo. El castaño comprendió enseguida, quedándose quieto y descansando. Sus respiraciones estaban aceleradas, no sabían cuánto tiempo habían estado pero era lo suficiente como para dormir una larga siesta luego de eso.
—Estoy tan... Feliz. —Susurró Jungkook, mirando al mayor, el cual también lo estaba observando.
F I N
Duhl la sorcière—
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