silvino Silvino Ludus

¿Qué puede querer una chica de veinte años de un hombre de cincuenta? ¿Qué sea su daddy? No, la naturaleza de Lucía es mucho más perversa que eso. Ambos irán descubriendo en cada capítulo que no hay límites en las formas de amar.


#29 in Erotik Nur für über 18-Jährige.

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En la cafetería

Sento es cliente habitual de la cafetería de la Plaza Sant Vicent Neri, en el barrio de Algirós en Valencia. Se encuentra cerca de su casa y también de la zona universitaria. Ahora, en los días de teletrabajo que tiene concedidos, baja a mitad mañana a tomar un cortado en la terraza con ese sol de invierno tan agradable.

Sento está en los cincuenta. Es su segundo año de divorciado y como muchos en su situación va al gimnasio con la idea de mejorar su atractivo físico. Ha conseguido doblegar y vencer al típico sobrepeso sedentario, pero contra la calvicie no tiene nada que hacer, así que se rasura la cabeza con regularidad. Para compensar, se ha dejado una barba corta, que retoca cada pocos días, para darle un aspecto casual.

En estos dos años de soltería apenas ha conseguido dos citas por Tinder y ninguna relación más allá de alguna quedada para un cine, una cena y una encamada no demasiado estimulante. Su hijo de dieciocho años, que le odia, le ridiculiza por sus intenciones amatorias. Le dice que no se esfuerce, hay que estar muy desesperada para salir con él. Sento, ha hecho todo lo que ha podido para ganarse el afecto de su hijo, pero ya se ha rendido. Cuanto más se acerca a él, más se incrementa su desdén. “¿Qué he hecho mal para que me trate así?”, se pregunta a sí mismo.

En la cafetería, sentado en la terraza, sus preocupaciones se desvanecen. Le gusta entretenerse viendo a los jóvenes cruzar la plaza en dirección a su facultad. Recuerda su juventud universitaria en la que todo era menos complicado. Estudiaba, trabajaba los veranos y quedaba siempre que podía con sus amigos. Derrochaba energía y vitalidad, tiempo libre para quedar, charlar y divertirse. Tenía de todo menos dinero, claro. Mira a los chicos y añora esos años. “Ahora soy un viejo para ellos”, piensa.

En la mesa de al lado suyo se ha sentado un pequeño grupo, tres chicas y dos chicos. Dejan sus mochilas en una de las sillas y charlan animadamente. Es ahí donde la ve por primera vez. Morena, de pelo denso y liso. Vaqueros, camisa y chaleco con flecos estilo turco o algo así. Es extremadamente guapa y marca sus curvas femeninas rotundamente de una forma que solo una chica en la veintena es capaz de hacerlo. Podría ser una universitaria más, pero hay algo que le ha llamado la atención, que la hace especialmente atractiva. Quizás sea la seguridad y gracia con la que se mueve, se ríe y habla. Sento se ha quedado prendado y no puede quitar sus ojos de ella.

Ella gira lentamente su cabeza en su dirección como si supiera que la está mirando. Sento se pone nervioso, ha sido pillado, pero no puede retirar la vista. Ella le sonríe. Él, azorado desvía la mirada. Al darse cuenta de su torpeza levanta la vista nuevamente con timidez, pero ella ya está otra vez con sus compañeros. “Que tonto soy” piensa. Se acomoda en la silla. Se había bajado un libro, una novela de Scott Fitzgerald, “Suave es la noche”, perteneciente a la larga lista de novelas que se ha marcado como pendientes de leer. Hace como que lee, no quiere parecer un mirón. Mientras está en esas, ella se ha vuelto a mirarle dos veces, Sento lo percibe por el rabillo del ojo, pero en ninguna de las dos le ha dado tiempo de mantenerle la mirada y devolverle la sonrisa que antes le diera. El grupo se levanta. Teme que ha perdido la oportunidad. Han pagado en la mesa y pasan delante de él. La chica es la última. Al pasar delante de él, ella acerca su mano y pasa la yema del dedo índice por la mano de él, que reposa en su rodilla.

Sento se estremece por el contacto, tan leve y tan intencionado. Ha sido como una descarga de energía y sensualidad. Su vello se ha erizado y siente como su miembro se despereza. Le ha tocado, él la ha olido y ahora mientras se marcha ella ladea la cabeza ligeramente hacía él y sus labios dibujan una sonría ¿picara?, ¿sarcástica? ¿burlona?

Sento se ha quedado sólo en el bar, pero un hormigueo recorre su cuerpo. Una estudiante universitaria, joven, ha reparado en él, y … ¿coqueteado? “No vayas por ahí, podría ser tu hija, es casi delito”. Pero, ¿no es verdad que a algunas chicas le gustan los hombres maduros? “En todo caso”, piensa, “nada pierdo si vuelvo a coincidir con ella y jugamos a las miradas”.

11. Februar 2022 17:06 3 Bericht Einbetten Follow einer Story
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Silvino Ludus Silvino Ludus
¿Qué os parece Sento? ¿es lícito que se fije en chicas mucho más jóvenes que é? ¿y ella? ¿está coqueteando o son fantasías de Sento?
February 27, 2022, 17:59

  • Dulce deLeche Dulce deLeche
    Siiiii. Es lícito. Claro. Y por supuesto está coqueteando!!! May 14, 2022, 15:44
~

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