Diabólico.|MYG Follow einer Story

Parte única.

La manera en la que Yoongi percibía a la muerte cambió esa noche.

Su hermana siempre le hizo creer la estupidez de que al morir algún día reencarnarías en otro cuerpo, otra mente... otra vida. Como un circulo sin fin que no tiene sentido.

Entonces un par de bastardos la mataron y los próximos meses de su vida se la pasó en vela torturándose y pensando en qué momento y situación sería que su hermana volviese a vivir, incluso preguntándose si era posible que en algún punto ella pudiera recordarlo.

Fue así que el pavor que Yoongi le tenía a la muerte mermó con una ilusión irreal y poco natural, o en términos contrarios: sobrenatural. "Qué importa si mueres, en algún punto volverás a vivir, sin importar si recuerdas tu vida pasada o no." Esa era la idea que perforó su cerebro, ese era el placebo del pobre muchacho.

Pero llegó la noche del 9 de marzo de 1993, Yoongi cumplió dieciséis y en su hogar le esperaba su única familia: Ángela, un gato negro de ojos celestes.

Llevaba su propio pastel de cumpleaños en las manos mientras cruzaba las frías y apenas iluminadas calles del vecindario, y los rayos a lo lejos anunciaban una tormenta. Debía darse prisa.

Se detuvo en la acera del frente al llegar a su hogar, y divisó la mata de pelo negro brillante que le esperaba afuera. La gata maulló al verlo y rápidamente quiso alcanzar a Yoongi, lo cual él estaba más que complacido de recibir.

Bastaron un par de segundos, un paso suyo y el ruido estridente de un claxon para que el mundo de Yoongi y su percepción de las cosas se viniera abajo.

La sangre grotescamente salpicó en su rostro y en su ropa, el pastel cayó boca abajo contra el cemento y el auto qué pasó encima de Ángela como si se tratara de una hoja de papel, ni siquiera se detuvo. La calle silenciosa se vio perturbada por el grito desgarrador de Yoongi, y sus lágrimas sirvieron como un filtro para evitar mirar con claridad las tripas y órganos desparramados por la calle solitaria.

Más que la hórrida idea de dejar de existir, más que la hórrida idea de la nada después de morir, quizá... quizá lo que más le aterraba a Min Yoongi era el dolor que te trae la muerte de un ser amado. Esa era la verdadera nada.

Sostuvo el pobre cuerpo aplastado y reventado entre sus brazos, sollozando y gritando como un demente porque su gata era lo único que le quedaba, y ahora ya no existía más. Volvería a vivir... sí, ella podría reencarnar en una persona tan privilegiada y amada, tan afortunada... ella volvería, y así él sabrá que quizá después de una muerte tan espantosa... pueda algo valer un poco la pena.

Yoongi se quedó en silencio.

¿Volver a iniciar? ¿Él como estaba tan seguro?

Su corazón nunca tendrá paz si tenía que estar esperando el resto de su vida a que en algún lugar del mundo sus seres amados pudieran tener otra oportunidad. No iba a esperar, no se quedaría a esperar como un maldito idiota a que una idea tan delirante le diera un aliento de esperanza falso.

Así que decidió que él sería quien les diera otra.

Recolectó tan bien como pudo cada órgano desperdigado por el suelo, y cargando al cadáver en sus brazos entró a la casa, directo al sótano.

La ahora masa de carne yacía sobre la plancha de metal, mientras Yoongi se sacaba el abrigo y buscaba sus utensilios.

Cosió por ahí y cosió por allá, hasta que todo volvió a estar en su lugar.

Conectó cada una de sus extremidades a la corriente y mientas el tragaluz iluminaba su creación con tonos tan lúgubres como el azul, Yoongi derramó una ultima lágrima, con la esperanza burbujeando en su corazón.

Las chispas salieron por todos lados, las luces parpadearon y la risa casi macabra que soltó rebotaba en cada pared de aquella habitación.

Muerte, ¿decían? Yoongi pensó que la muerte podría lamerle las pelotas.

—¿Ángela? ¡Ángela, he vuelto! —llamó al dejar las llaves sobre la mesa, buscando por todas partes—, ahí estás...

Yoongi sonrió, acercándose al cuerpo putrefacto que luchaba por mantenerse de pie. Habían pasado cinco días desde que su mascota volvió a él, y nunca había sido más feliz desde entonces.

—Oh, qué desastre... —musitó con las cejas fruncidas en angustia, el ojo izquierdo de la criatura saliendo por milésima vez de su cuenca—, pero no es nada que no se pueda arreglar, ¿no es así? Nada que yo no pueda arreglar.

Después de darle de comer al... lo que sea que esa cosa ya sea, Yoongi depositó un beso en la parte de la cabeza donde no sobresalía un cerebro, y felizmente fue a dormir, repitiendo sus palabras cada noche como un mantra miserable: «no voy a perderte nunca»

Y las luces se apagaron.

Habían cientos de cosas inexplicables e inentendibles en el mundo, la gran mayoría se instalaba tan profundo dentro de la mente de las personas que no les permitían dormir tranquilos; algunos, como Yoongi, les dejaban vivir con un miedo efervescente que solamente un terror todavía mas grande al original podría calmar.

¿Qué era más aterrador que morir?

Oh, claro... sufrir antes de hacerlo, como un asesinato violento, morir ahogado, quemado, asfixiado, mutilado... o tal vez....

Que el cadáver viviente de tu maldito gato te tragara vivo mientras dormías.

Yoongi jugó a ser Dios, y por querer distorsionar el orden natural de las cosas... se topó con el diablo.

Finalmente sabrá qué hay del otro lado, ¿no?

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Esto en serio fue un reto, ¿máximo 1000 palabras para un OS de terror? CÓMO, IMPOSIBLE PARA MÍ. ¡Pero se pudo! Y espero haberles dado aunque sea escalofríos con este cortito relato para un concurso de Halloween organizado por @FlyKingSquad en Wattpad, si gustan pueden irlo a visitar en mi perfil, aún quedan un par de días por si quieren participar también!

Y el TMI de la noche es: sí, es mi propio miedo plasmado en este OS con el protagonista de mi inspiración. Espero les haya gustado!

Feliz Halloween! 🎃

–wonder.