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El país de Draggar es un lugar alejado de toda civilización conocida del continente Drakkare, este país es habitado mayoritariamente por los ricorns, una especie con la piel blanca y orejas largas. Allí vive un ricorn llamado Racnaar quien sueña con convertirse en un guerrero poderoso, sin embargo, todavía vive con sus hermanos a quienes ayuda en el negocio que tienen. Un día, mientras realizaba las entregas matutinas, el joven se encuentra con una extraña persona que esta huyendo de sus captores; a partir de aquí, una serie de eventos entrelazados se desencadenarán llegando a poner en peligro la vida de muchos inocentes. ¿Cuál es el mal que acecha las tierras de Draggar? En un mundo podrido por la ambición de poder ¿Quién es el bueno y quien el malo? ¿Es posible encontrar la paz en la desesperanza?


Fantasy Dunkle Fantasie Nur für über 18-Jährige.

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163 ABRUFE
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Vol. 1. Capítulo I

Ricorns: Los tres príncipes.

Tomo I: Un guerrero debe sobrevivir cada batalla que la vida le imponga.

Capítulo 1

Era una noche fría y solitaria, las montañas gigantescas que se encontraban a las afueras de Routtendays eran gobernadas por el silencio absoluto, cuando de pronto, el aleteo de un ave mostrando sus hermosas alas marrones interrumpió el ambiente pacifico que allí reinaba. Aquel animal se terminó por abrirse paso hacia el amanecer, mientras tomaba velocidad dirigiéndose hacia su destino.

- Y ahí va la última. -dijo un hombre mientras miraba, apoyado en la ventana, como se alejaba el ave mensajera- ¿Segura que... Ahhh... Segura que esa fue la última? –preguntó, luego de un bostezo, mientras recogía de su escritorio una galera blanca y se devolvía a su silla para recostarse.

- Sí, esa era la última carta. –respondió una mujer sonriéndole con cierta malicia– Espero que la próxima vez no espere hasta el último día para enviar las invitaciones profesor Richard. –agregó a modo de reproche.

- Disfruta esto ¿No es así profesora Louise? –contestó levantándose de la silla– Por cierto, ya sabe que prefiero ser llamado por mi nombre completo. –dijo, sujetando su galera- y si por alguna razón –continuó- Muy remota permítame decirle, se le olvidó, lo repetiré sin reparo: Richard Leel Dortzummichertz Mordragon Eclaris Vins-Loki –exclamó con orgullo mientras salía por la puerta mostrando una elegancia que pocos pueden demostrar.

- Oh cierto, ¿Cómo pude haberme olvidado de su nombre profesor Richard? –dijo Louise, siguiendo al hombre elegante- ¡Si es el nombre más fácil de los 4 reinos! –continuó su frase con ironía.

- Usted es muy ocurrente. –replicó Richard mientras continuaba caminando por un pasillo que tenía varios cuadros- Pero permítame recordarle, profesora Louise... -dijo girando su mirada hacia la mujer que estaba detrás suya- Que tengo un rango superior al suyo en este establecimiento. –afirmó creyendo haber ganado la conversación.

- Y permítame usted recordarle profesor Richard Leel Dortzummichertz Mordragon Eclarus Vins-Loko –redobló la apuesta siguiendo con su ironía- Que la persona a la cual está hablándole, fue quien lo ayudó a terminar la tarea que le encomendó el Rey Supremo.

-Hmmm... Supongo que esta vez tiene razón profesora Louise –contestó después de pensar sus palabras más de dos veces– Por esta vez, lo dejaré pasar. –dijo mientras sacaba de su galera unos polvos de color verde agua– Aunque sigue equivocada en algo, ya que mi nombre es, Richard Leel Dortzummichertz Mordragon Eclaris Vins-Loki –terminó mientras produjo una pequeña explosión con los polvos y desapareció entre la niebla de la misma.

- Pero... ¿qué...? –dijo Louise mientras trataba de no ahogarse con el humo- ¿A dónde cree que va? ¿¡Profesor Richard!? –gritó enojada mientras que un pequeño papel flotó hasta su mano, y, luego que poco a poco desapareció la tierra pudo ver que decía:

FUI A HABLAR CON EL REY SUPREMO PARA SABER SI NECESITA DE LOS SERVICIOS QUE PUEDE PRESTARLE ALGUIEN DE MI RANGO

-Profesor Richard Leel Dortzummichertz Mordragon Eclaris Vins-Loki

- ¡Si tenía sueño simplemente tuvo que decir que se iba a dormir! –grito Louise, pero era inútil, ya que en el pasillo no se encontraba nadie más aparte de ella.

Mientras que, se ocultaban las estrellas que iluminaban el gran cielo que la bella ave de color marrón atravesaba, aquella última carta enviada iba a cambiar el futuro de un chico, y a su vez, daría comienzo a la historia de un héroe.

El amanecer comenzaba a notarse en el inmenso cielo azul iluminando las casas de todos los ricorn. Estos seres, de piel blanca con unas orejas largas y puntiagudas, abundan por todo el territorio denominado como el país de Draggar. Viviendo una vida normal y parsimonia, se encuentran abriendo sus distintas tiendas de diversos productos que hay distribuidas por la ciudad de Routtendays.

Es en una de esos locales, que nos encontramos con un joven ricorn de pelo rojizo con unos pronunciados destellos negros; el cual, con sus 18 años, está a punto de ayudar en el negocio de su hermano cargando con una gran cantidad cajas que alcanzan una gran altura:

- ¿Seguro que puedes con todo Racnaar? –preguntaba, un ricorn larguirucho de pelo castaño, que llevaba puesto un delantal- ¿No quieres que despierte a Sani para que te ayude? –preocupado, ofrecía ayuda al joven mientras se limpiaba las manos con un pañuelo.

- No hay problema Lysto. –contestó una voz detrás de la pila de cajas apoyadas en el escritorio- Estas solo son las entregas de la mañana. –dijo Racnaar mientras se dispuso a sujetar la interminable cantidad de cajas- Seguro que más pedidos vendrán por la tarde y necesitaremos de la ayuda de Sani.

- Supongo que tienes razón, no hay que agotar a Sani, todavía es muy joven después de todo. -dijo Lysto mientras terminaba de colocar la última caja en la enorme pila- Bueno, espero que te diviertas. –se despedía de su hermano mientras bajaba de la escalera que había usado para agrupar los pedidos- Ah, y recuerda que ya está todo pagado. –agregó con una sonrisa y, luego de darle la lista con las direcciones, regresó hacia la cocina.

Si bien Racnaar había dicho que podía con todo, dentro de su cabeza rondaba la pregunta de "¿Cómo haré para llevar todos estos pedidos?" Porque él sabía que podía levantar las cajas, pero al mismo tiempo, también comprendía que, si se le llegaban a caer, no solo tardaría más en hacer las entregas, sino que, estaba el riesgo de que toda la mercadería se arruinara.

Sin embargo, confiaba en sí mismo, así que de una vez por todas agarró las entregas y salió por la puerta, la cual, gracias a un hechizo de magia blanca, se alargó hasta alcanzar la altura de la inmensa pila, dejando salir sin problemas al ricorn pelirrojo.

La ruta que debía seguir era siempre la misma, por ende, no representaba un problema. Su primera parada era la señora Bilk, una ricorn ama de casa con 3 hijas que casi siempre iba al local de su hermano para entablar conversación, la cual, Racnaar suponía era para hablar bien de su hija mayor, seguramente con el objetivo de que ella y Lysto terminaran casándose en un futuro no muy lejano.

La casa de la señora Bilk no quedaba muy lejos de la tienda, por lo que llegó relativamente rápido siguiendo la calle de tierra en la que estaba el negocio. Era una edificación rectangular de tamaño considerable con una ventana en frente y una puerta blanca que resaltaba entre las paredes de madera verde que daban al exterior. El ricorn, entonces, se dispuso a tocar el timbre que emitió el sonido de un rayo cayendo alrededor de la vivienda. La puerta se abrió, y de ella salió una ricorn con el pelo negro recogido y un delantal parecido al de Lysto, era la señora Bilk:

- ¡Pero si es Racnaar! –se alegró- Hoy llegas más temprano de lo normal querido... –dijo la señora mientras se limpiaba las manos en su delantal y esbozaba una radiante sonrisa- Veo que tienes mucho que entregar, así que, no te entretendré mucho –se apresuró por decir Bilk.

- ¿Esto? Jaja no es nada comparado a lo que será por la tarde. –bromeó Racnaar y se preocupó a la vez ya que se imaginó una pila de cajas hasta el cielo- En fin, usted pidió de guma-guma y flortis ¿No es así? –dijo el chico mientras saltaba y sacaba con muchísimo cuidado unas cajas verdes y moradas con flores bordadas.

- Exacto las guma-guma son las favoritas de Lianna y las flortis... Pues nos la dividimos entre el resto de la familia. –sonrió la señora Bilk- ¡Oh! Por cierto, dile a tu hermano que lo esperamos un día para cenar, los pasteles que hace Jhyli son de-li-ci-o-sos –tarareó la ricorn.

- ¡No se preocupe! ¡Se lo diré señora! –contestó Racnaar mientras se alejaba cargando los paquetes restantes y riéndose por la cara que iba a poner su hermano cuando se lo cuente.

La rutina de entregas continuó sin muchos inconvenientes más allá de que un quizk, aves negras cuyo único propósito es robarle comida a la gente, se dispuso a tomar la caja que contenía las galletas holly; pero Racnaar se lo impidió haciendo estampar contra la pared al bicho.

Ya de regreso, el sol estaba en su auge máximo y azotaba con un gran calor sobre las calles de Routtendays, mientras que el joven se disponía a entregar el ultimo pedido en la casa de una de las familias de clase alta que habitaban la ciudad. La casa, o, mejor dicho, la mansión era tan blanca que daba la impresión de ser el lugar más impoluto que alguien hubiera visto en su vida.

Allí vivían los Flurs, ricorns que en el pasado tuvieron un alto rango en el gobierno de Draggar, pero que, tras "el incidente del traidor" sufrieron varias bajas que los debilitó como facción entre las grandes familias nobles. A pesar de todo lo sufrido en el pasado, seguían con su estúpida creencia de que, los ricorns (y especialmente ellos) eran la raza más poderosa de todas, despreciando al resto de especies y sobre todo a los débiles.

Como último detalle a agregar, habían mantenido durante varias generaciones su característico cabello rubio, sus ojos celestes y una nariz perfecta. Es una pena que esa perfección sea solo en lo físico y no en el interior.

Racnaar había sido advertido por su hermano de no meterse en líos con los Flurs, ya que estos, al igual que el resto de nobles, contaban con guardia propia, pero además eran conocidos como unas de las familias más poderosas en cuanto a magia y habilidad física se refiere. O al menos así fue hasta hace unos años, aunque, todas esas cosas no le importaban al joven. Él no les temía en lo más mínimo, tenía muy claro que no debía tolerar ningún acto de injusticia hacia él o hacia cualquiera.

Así pues, llegó hasta el enorme edificio siguiendo la única calle que era diferente a las otras pues estaba hecha de una roca blanca pulida. Tocó el timbre, que esta vez soltó un rugido que retumbo por todo el edificio, y a puerta se abrió: de ella, emergió un ricorn con un traje blanco el cual no se hubiera notado de no ser por los botones negros que tenía, frente a Racnaar estaba el segundo cabecilla de la familia Flur, un excelente guerrero que servía al Rey Supremo.

- Veo que por fin llegas, muchachito. –lo saludó el señor Flur.

- Sí, tuvimos muchas entregas esta mañana y... –intentó explicar Racnaar el porqué de la demora.

- Como sea. –interrumpió el hombre- No me interesa la vida de esos que viven en chozas anticuadas y sucias, lo único que espero es que las galletas holly valgan la pena porque si no... -en menos de un minuto ya había logrado irritar al joven.

- Sí sí. -aceptaba con un tono irónico cada afirmación que soltaba el tipo- Mi hermano cumple con su trabajo sin importar la clase de persona que se lo pida. –agregó Racnaar.

- Hace muy bien tu hermano... -dijo el ricorn de cabello rubio mientras sujetaba su caja y cerraba de un golpazo la puerta.

Terminada la última entrega, el joven se dispuso a volver hacia el local donde, seguramente le esperaba un rico almuerzo preparado por su hermano Lysto. A medida que el chico avanzaba alegremente pensando en su comida, fue entonces que se percató de algo: una silueta se podía apreciar tirada en medio de la calle, y, mientras se acercaba estaba cada vez más seguro que se trataba de una chica.

Se acercó lo más rápido que pudo para ver que le sucedía, así es como vio que no se trataba de un ricorn pues si bien su piel era pálida, no era blanca ni tenía algún parecido a la suya; su cabello era largo liso y de color amarillo, le debía de llegar hasta la cintura, pero eso no impidió que pudiera observarle el rostro. Estaba desmayada, pero todavía tenía signos vitales, por ello Racnaar inmediatamente le dio de la bebida que llevaba en la botella que cargaba consigo para soportar la larga ruta de pedidos.

De pronto, la muchacha abrió sus ojos e hizo el ademán de salir corriendo, pero Racnaar la sostuvo de su muñeca y pudo ver que ella estaba sin fuerzas ya que no se pudo zafar.

- Déjame ir... -suplicó la chica- Debo... ellos... llegando. –dijo casi con su último aliento.

- ¿De qué hablas? –exclamaba Racnaar con incredulidad- No hay nadie alrededor y es mediodía. –trató de tranquilizarla el chico.

- No... no... entiendes –con una expresión de temor, la joven intentaba liberarse.

De pronto un temblor hizo que Racnaar se girara hacia atrás, habían aparecido dos siluetas con unas máscaras blancas que tenían talladas una sonrisa roja. Eran corpulentos, mucho más altos que el chico, y por lo que veía tampoco eran ricorns debido a la piel marrón que se podía ver por debajo de sus túnicas negras.

- ¿Quiénes son ustedes? –dijo el muchacho intentando imponer su voz.

- Un ricorn eh... -dijo uno de ellos con una voz nasal y engreída- Apártate niño, estamos buscando a esa que tienes a tu espalda. –finalizó su amenaza.

- Primero respóndanme. –contestó Racnaar retrocediendo un poco.

- Vamos, vamos... -abrió los brazos su acompañante que era de complexión más ancha- No tenemos por qué causar problemas a la gente del pueblo. –dijo con una voz mucho más grave que la de su compañero- Solo queremos a la mujer, si la entregas, no te ocasionaremos inconvenientes. –intentaba convencer al ricorn.

- Sí, sí. –decía el de la voz nasal mientras sonreía perversamente por debajo de la máscara- Sin embargo, no tendremos problema en matarte si así lo deseas. –culminó con una risa.

- No... Él no tiene nada que ver... No le hagan daño. –suplicó la chica- No vale la pena salir lastimado por mí.

- ¡Muy bien! –exclamó tras un aplauso el hombre musculoso- Ya la escuchaste, ahora, si nos haces el favor de darnos a la chica e irte en paz te lo agradeceríamos. –dijo caminando lento, pero acercándose de a poco.

Racnaar sintió un muy mal augurio de toda esta situación, fue entonces que giró un momento para observarla, y vio que la chica tenia diferentes cicatrices por sus brazos. Esto despertó una preocupación en su interior. "¿Quiénes eran ellos? ¿Qué querían de esta pobre chica?" eran pensamientos que le cruzaban por su cabeza.

- Bien, a la cuenta de tres tu nos entregaras a la muchacha y darás media vuelta por donde viniste. –dijo el de voz nasal con una delicadeza falsa- Uno... dos... y....

Antes de que terminara la cuenta, el joven se echó a correr alzando a la muchacha entre sus brazos, pero los sujetos de piel morena fueron más rápidos sacando unas dagas blancas de sus bolsillos para arrojarlas hacia los jóvenes. Una de estas alcanzó el antebrazo izquierdo del joven pelirrojo, quien, preocupado por dejar caer a la joven, dirigió su vista hacia adelante.

La sorpresa y el miedo se apoderaron del ricorn al ver no podía mover ninguna parte de su cuerpo. Su cabeza había quedado girada mirando hacia atrás suya, parecía como si el tiempo se hubiera detenido.

Otra cosa que pudo sentir Racnaar fue que sus brazos se sintieron livianos, como si no estuviera cargando nada, entonces, al fijarse bien detrás de él, una trágica escena se mostró ante sus ojos: la chica se había interpuesto a las otras cuchillas que habían lanzado.

De un momento a otro el tiempo volvió a correr con normalidad, el chico pudo moverse con total libertad, aunque no pudo detenerse debido al envión con el que iba corriendo. Ya para cuando se frenó, desesperado se giró solo para apreciar como seguía ella parada amortiguando las dagas con su físico.

10. Oktober 2021 02:38 0 Bericht Einbetten Follow einer Story
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Fortsetzung folgt… Neues Kapitel Jeden Samstag.

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