athanatos Αθά νατος

¿Qué es lo que hace que un momento sea lindo? Un momento lindo es aquel que está cargado de emociones positivas. Un momento lindo es aquel que hace que uno se sienta más unido a los que ama. Un momento lindo no es fácil de pasar siempre, pero siempre se puede tener un momento lindo. Cada lindo momento debe ser valorado, ya que podría ser el último. Se recomienda leer El primero antes de leer Lindos momentos.


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Prólogo

Prólogo

¿Quién era él? Él se llamaba Damian Liam Black. Era el hijo mayor de un padre soltero. La desgraciada de su madre los había abandonado cuando él tenía 5 años de edad. Su padre era un gran varón. Damian jamás había tenido una infancia fácil, pero siempre había tenido apoyo, incluso cuando su padre no había estado en casa para cuidarlo. Si él era el hijo mayor, era porque había alguien más. Ese alguien era… ella. Su nombre era Eve Daisy Black. Ella era su hermana menor. Era diferente de él. Mientras que Damian era un joven con el cabello negro y los ojos de color marrón oscuro, Eve era una joven más parecida a su padre físicamente que a su progenitora. Damian se parecía mucho a su “madre”. A su modesto entender, el joven pelinegro no era la mejor persona del mundo. Reconocía que era algo indisciplinado y débil ante las tentaciones. Eve, en cambio, era todo lo contrario, ella era… noble y disciplinada. Ella era fuerte ante la tentación. Como Damian era débil ante la tentación y había una tentación muy cerca de él, su ser libraba una lucha interna. Una tentación podía estar a tres mil kilómetros de distancia o a la vuelta de la esquina. Uno podía tener una tentación en su propia casa. Damian tenía a su tentación viviendo con él. Era como si la miel estuviera cerca de sus labios y ni siquiera pudiera lamerla. Era… injusto. La joven Eve siempre se preocupaba mucho por su hermano Damian. Ella siempre iba detrás de él para cuidarlo cuando iba a cometer una estupidez. El pelinegro protegía a su hermana de amenazas físicas y la protegía en el sentido emocional. Para el joven varón, su hermana de 18 años era su mayor apoyo emocional. Según Damian, la joven rubia era dulce, amable y la más sensata de los dos. Damian sabía perfectamente que, si en algo lo superaba con creces su hermana menor, era en inteligencia.

Eve Daisy Black era la menor de los dos hermanos. Eve pensaba que, aunque su pobre padre hubiera sido abandonado por una mujer que no merecía llamarse madre, dicha mujer era su madre todavía. Su progenitora los había abandonado teniendo la rubia de ojos verdes claros 4 años de edad. Eve había podido perdonarla, a pesar de toda su crueldad. Damian, en cambio, no había podido hacerlo. El joven de ojos marrones guardaba muchísimo rencor a su madre. Su rencor era tan ardiente como el fuego del propio Hades. A diferencia de Damian, quien era propenso a dejarse llevar por su lado oscuro en ocasiones, Eve era muy disciplinada y mucho más paciente que su hermano mayor. Si sólo no hiciera tantas tonterías, si sólo fuera más sabio, ella no tendría que estar evitando que él se metiera en problemas por hacer idioteces. Si su querido Damian sólo la escuchara a ella, no tendría problemas causados por su propia estupidez. Damian terminaba mal cuando su hermana era incapaz de detenerlo, ya que su padre no podía hacer mucho para lograrlo. No era un padre muy capaz de controlar a su hijo mayor, el cual era muy agresivo y muy impaciente. Si él fuera una persona sensata, escucharía a su amable y sabia hermana y no tendría tantos problemas. Si él fuera una persona en condiciones de tomar siempre decisiones de gran importancia, sería diferente todo. Eve siempre debía cuidar a Damian a su manera y Damian siempre debía cuidar a Eve. Él la protegía y ella se lo agradecía. Según la rubia, Damian era el hermano perfecto, aunque tuviera un billón de defectos, los cuales ella conocía perfectamente. Él era tan maravilloso y tan increíble para Eve que ella lo adoraba con todo su corazón. En ocasiones, era la rubia de ojos verdes quien debía frenar los impulsos de su querido hermanito, pero… hasta ella era tentada a no frenar los impulsos más “oscuros” de aquel al que debía proteger a toda costa, aunque siempre terminara frenando todos los impulsos por el bien de este. La pregunta sería la siguiente: ¿Él podría aceptar los sentimientos de ella o sería rechazada por él si ella se los confesaba? Él era muy tentador, pero ella no caería en la tentación. Cuando el padre de ambos hermanos trabajaba, la tentación de la joven rubia de ojos verdes y ella estaban a solas en la casa. Era ella la sensata y, por ende, era ella quien hacía todo lo que requería inteligencia si esto no había sido hecho antes por su padre. Con o sin Dios, con o sin Buda y con o sin Shiva, lo que deseaba Eve no lo podía tener.

Damian siempre era muy agresivo con quienes importunaban a su dulce y amada hermanita cuando esta no había logrado evitar que él dejara salir esa agresividad, pero la joven rubia siempre podía calmar a su amado y, ocasionalmente, podía evitar que él se metiera en problemas por ser tan violento. Si alguien osaba mirar a Eve de forma lasciva o con extrañeza y/o tratarla mal, Damian pretendía encargarse de que esa persona aprendiera una lección que nunca en toda su existencia pudiera llegar a olvidar. No siempre tenía éxito, ya que su hermanita lo frenaba cuando podía para que no causara daño a alguien. Un abrazo, una mirada suplicante y/o unas palabras suplicantes solían calmar al pelinegro completamente. Damian debía tener extremo cuidado. Su hermana lo protegía todo lo que podía de su estupidez y lo guiaba con su sabiduría, pero el joven de ojos marrones seguía siendo un grandísimo idiota. Al menos, él era el amado idiota de su protectora. A veces, Eve se molestaba con Damian y terminaban peleando, pero siempre solucionaban el problema de la forma correcta. Algún día, Damian vería que no valía la pena guardar rencor a su progenitora por lo que había hecho.

Cada mañana, la joven rubia esperaba despierta a su hermano y lo recibía con dulzura, ternura y alegría. Este respondía de la misma manera y era la rubia quien besaba la mejilla de su hermano mayor con todo su dulce amor. Él correspondía a ese gesto besando la mejilla de su hermanita menor y la rubia se retiraba enseguida para dejar que él se cambiara de ropa e hiciera lo que debía hacer. Cada mañana, los dos jóvenes desayunaban con su padre, quien era ateísta y era una gran persona, a pesar de ello, ya que ser creyente en Dios no hacía que alguien fuera mejor persona. Los dos jóvenes eran ateístas también y su crianza había sido muy buena.

Dos semanas después de haber comenzado el último grado de la escuela secundaria de la ciudad de Nueva York la rubia de ojos verdes, su hermano, quien ya trabajaba a medio tiempo en una hamburguesería pequeña de lunes a viernes, y ella se confesaron sus sentimientos y pudieron conocer la dicha de ser correspondidos sin sentir culpa alguna por lo que sentían y por lo que deseaban hacer. Desde los 17 años del joven pelinegro, quien tenía 19 años, ambos hermanos se habían amado de una forma especial. Su futuro parecía ser brillante para ellos, y lo sería realmente. Ni Eve ni Damian estaban equivocados.

22. Februar 2021 00:26 0 Bericht Einbetten Follow einer Story
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