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Natalia S.


El autor de este cuento es Daniel, mi hijo de 10 años. Esta historia nació a partir de su inquietud por los viajes espaciales y los contactos con extraterrestres. Quiero compartirla con la comunidad porque creo que merece ser leída más allá del ámbito familiar y porque el talento siempre debe ser alentado.


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#cuento #ciencia-ficción #espacio #viaje #escrito-por-un-niño
Kurzgeschichte
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En el espacio

EL VIAJE A JÚPITER


Me levanté en mi cuarto, desde hacía un tiempo que estaba en una nave espacial con mis amigos… Me fui a Navegaciones, el lugar en el que podíamos ver el espacio y manejar la nave. Ana y Manuel estaban manejando la nave. Ana estaba escribiendo las coordenadas de Júpiter y Manuel estaba dirigiendo la nave para ir a esas coordenadas a través de un timón. Había dos lugares más, uno en el que se controlaban las armas y otro en el que se podía utilizar un sistema especial que teníamos para absorber minerales de meteoritos y algunas otras cosas.

Yo tomé el lugar donde podía controlar las armas.

“Hola Leonardo.” Me dijo Ana.

“Buenos días.” Respondí.

Manuel parecía concentrado manejando, ya que estábamos a punto de chocar con un meteorito. Pero por suerte lo logró esquivar y pasamos.

“Perdón, ¿pero no falta alguien?” Dijo Manuel.

“Sí… necesitamos alguien que extraiga minerales…” Respondió Ana.

“¿No es Iván el que extrae los minerales?” Dije yo, último.

“Sí…” Dijimos los tres al mismo tiempo.

Y como si fuera actuado, de repente Iván entró.

“Hola… Perdón, dormí un poco mucho.”

“Eh, no te culpo… Es lindo dormir entre las estrellas…” Respondí.

Leonardo, ¿sabés que vos también dormiste 3 horas de más, no?” Dijo Ana.

“Oh… Sí, totalmente… ¡Lo sabía!” Respondí, por más que pensé que había llegado a tiempo.

Emma y David nos llamaron por la radio, estaban en Ingeniería donde se arreglaban todos los problemas de la nave.

“¡Hola! ¿Cómo funciona esto?” Dijo David.

“Si apretás el botón verde, empieza a transmitir…” Le respondió Emma.

“¿Para qué nos llamaron? No tenemos mucho tiempo. Manuel está esquivando asteroides, Ana está ocupada, ya que las coordenadas son más largas que cualquiera que haya visto… ¡y yo soy el único con algo de tiempo!” Exclamé.

“Eso es mentira. Ya no hay más asteroides.” Dijo Manuel.

“Y yo ya terminé de poner las coordenadas… ¿Qué querés, robarte el tiempo libre?” Agregó Ana.

“¡No! Simplemente pensé que aún estaban haciendo cosas…” Dije yo.

“Eh… Les traigo las noticias de que-” David fue interrumpido.

“Las armas están rotas.” Siguió Emma.

“Esperá…” Dije, cortando la llamada.

Toqué el botón de disparar varias veces. Es verdad… ¡no funcionaba!

Volví a llamar.

“Confirmado… Están rotas.”

“Sí… Ya te lo dijimos.” Comentó David.

“Vamos a repararlas en algunos días. Por suerte ahora mismo no van a ser necesarias.” Añadió Emma.

“¿Cómo?” Respondí.

“Porque ya llegamos.” Dijo Manuel.

“¿Ya?!?!” Grité. ¡Pensé que el viaje iba a tardar mínimo una semana!

“Supongo que es hora de transportarnos… Llamemos a Elsa, que dice que con minerales encontrados en el centro de Júpiter podemos hacer armas más avanzadas.” Dijo Ana.

“¡Vayamos al centro de Júpiter!”

“No tan rápido… ¿No te acordás? La Gran Mancha Roja de Júpiter, que se empezó a formar hace cientos de años… ¡nos podría matar!” Exclamó Iván.

Tenía razón. Una tormenta tan grande nos podría matar antes de que nos demos cuenta…

“Pero tal vez… si ponemos un campo de fuerza electromagnético… podríamos atrapar la tormenta y hacer que no se mueva, dejándonos 100% seguros.” Sugirió Iván.

“Pero ¿quién será capaz de hacer eso? No es la especialidad de ninguno de nosotros…” Respondí.

“Yo.” Dijo Elsa en la Radio.

“Pensamos que aún estabas durmiendo.” Dijo Ana.

“No, estaba en la radio todo el tiempo sin hablar.” Respondió Elsa.

“Bien, ¡ejecutemos esa idea y vayamos!”

Antes de lo previsto, el campo de fuerza electromagnético ya estaba puesto… Y eso nos trae a la…

EXPLORACIÓN

Todos nos habíamos transportado al centro rocoso de Júpiter… No lo podíamos imaginar… ¡Estábamos en Júpiter!
Estaba helado… Hacía un frío tremendo…

Había cristales de hielo, pero no eran como los conocemos. ¡Eran minerales tan fríos que rompían las leyes de la física! ¡Se podían atravesar! Sin embargo, con nuestra tecnología, los pudimos transportar a la nave.

“¡Ana! ¿Encontraste algo?” Dijo Manuel.

“¡Sí! ¡Si quemás estos minerales extraños, causan una especie de nieve rojiza!” Respondió Ana.

“Nieve… ¿rojiza?” Dijo David.

“Sí… Son lo suficientemente helados como para congelar a un humano, sólo me salve por el traje…” Respondió, aliviada, Ana.

“¡Tal vez podrían servir para congelar naves enemigas! ¡Los podríamos convertir en un arma nueva!” Exclamó Elsa.

“No creo… ¿Cuál sería el punto?” Dijo Iván.

“Pero quizás sirvan para arreglar sistemas de la nave quemándose…” Respondió Emma.

“Vayamos a la otra parte del planeta. Ahí debería haber rocas.” Dijo Manuel.

Todos fuimos hacia la otra parte del planeta, cuando de repente… ya no había hielo, sólo rocas… nada más. Se sentía… solitario, por decirlo de esa manera… Como una especie de yermo.

“Esto parece… muerto.” Dije.

“Es un lugar… feo, como mínimo.” Respondió Elsa.

Cuando Ana estaba a punto de hablar… un ruido enorme comenzó a escucharse.

¡Era la tormenta de la Gran Mancha Roja!

Todos estábamos sorprendidos y en silencio, cuando de pronto… Todo el gas de Júpiter fue directo hacia el núcleo… hacia nosotros.

Desde el hidrógeno gaseoso, hasta el hidrógeno metálico. Todo se acercó.

“¡Tenemos que salir!” Gritó David.

“¡Esperá, no! ¡Con este aparato tecnológico que hice, podemos sentir como sería estar en el medio de la Gran Mancha Roja!” Gritó Emma, tirando un pequeño chip al medio de la tormenta. El chip brilló.

Todos empezamos a sentir un viento impulsándonos. Un frío tremendo, pero también calor. Una experiencia que pensábamos… era imposible. Aún como si estuviéramos en medio de la Gran Mancha, nos transportamos a la nave.

CONCLUSIÓN

Navegamos a Júpiter, con pocos problemas. Cuando llegamos, nos transportamos a un área de puro hielo y otra de pura roca. Sentimos cómo es estar en el medio de la Gran Mancha Roja. Y, gracias a nuestros cálculos, determinamos sobre Júpiter que:

1. Su diámetro es 11 veces más grande que el de la Tierra.

2. Tiene el período de rotación más corto de todo el Sistema Solar, tardando sólo 9-10 horas en dar una vuelta sobre su eje.

Sin dudas, fue un viaje divertido… pero todavía tenemos la misión a Marte.


EL VIAJE A MARTE


Marte… el planeta que a todo humano le gustaría visitar. Ahí estábamos en nuestra nave. Dados unos cuantos cambios, Ana, Manuel, Iván y yo éramos ahora ingenieros, y David, Elsa y Emma eran parte de Navegaciones. Tuvimos un día duro, arreglando todo lo que se rompía. La radio sonó y todos prendimos las nuestras.

“Hola, soy David. Les quiero decir que detecté una anomalía que podría ser una nave enemiga o una nave aliada… No estaría seguro.”

“Bien, creo que tenemos que acercarnos unos 100 metros más para poder identificar si es enemiga o aliada.” Respondió Manuel.

“Ese es el problema. Normalmente ya sabría si es enemiga o aliada… pero es un modelo que nunca antes vimos, ni aliado ni enemigo… ¡Es posible que sea una nave alienígena!” Gritó David, determinado.

“¿El primer encuentro con una nave alienígena?!?” Respondió Ana, sorprendida.

“Sí… Desde que se construyó la primera nave espacial que aún no hemos visto un alienígena.” Dije.

“¡La nave se está acercando!” Dijo David.

Nos dispararon, deshabilitando la mayoría de los sistemas.

“¡Todos, reparen las armas!” Gritó David.

Todos nos pusimos a reparar cuando de pronto…

“Hola humanos, no somos hostiles. Sólo nos queremos asegurar de que no nos dañen. Los vamos a traer a Marte… dentro de muy, muy poco.” Resonó la voz de un extraterrestre dentro de la nave.

Alguien llamó desde la radio.

“Hola, ¡desde Navegaciones pudimos ver el alienígena! ¡Se parecía muchísimo a los de las películas! ¡Era igual a los de las películas! Grisáceo, ojos grandes y negros… pelado…” Dijo Iván.

“Sí… No lo puedo-” De repente, David fue interrumpido.

EXPLORACIÓN

Antes de que nos demos cuenta, estábamos en Marte, el planeta rojo.

Cada uno de nosotros quedamos separados. Yo estaba en una especie de charco de agua, muy pequeño.

“¡Hola!” Grité.

Escuché pasos.

David y Ana llegaron.

“¡Leonardo! Oí tu grito…” Dijo Ana.

“¡Yo ya casi me había encontrado con Ana!” Añadió David.

“Pero… ¿no falta el resto?” Dije.

“¡Sí, deberíamos intentar encontrarlos!” Remarcó David.

“¡Vayamos!” Dijo Ana.

Empezamos a correr.


ANOTACIONES DE: Manuel.

Me levanté en Marte, solo… Todo el resto de la tripulación no estaba. Caminé, escuchando alguna voz por atrás… Pero eran como susurros, no sabía de dónde venían.

“¿Hola? ¿Hay alguien ahí?”

Escuché pasos… pero serían pasos que nunca llegarían.

Seguí caminando hasta encontrarme con un charco, había huellas mojadas… alguien estuvo por allí.

ANOTACIONES DE: Leonardo

Ví una chica a la distancia. Era Elsa.

“¡Elsa! ¡Te encontramos!” Gritó David.

“Pero el resto-” Dije.

Fuí interrumpido por Ana, quien dijo:

“Sólo 3 más…”

Elsa mencionó que estuvo caminando mucho hasta llegar a ese punto...y que halló unas huellas de pasos.

ANOTACIONES DE: Iván.

Estaba en un lugar árido, en lo que parecía ser arena… Noté que estaba solo, sin divisar a nadie. Con sólo 28% de superficie en relación a nuestro planeta Tierra, Marte era un lugar grande. Mis amigos podían estar en el polo opuesto o algo… Ví una sombra… Pero no parecía humana.

“¿Hola?!?!” Grité.

“Hola, humano… Mi nombre es Jiik. Soy lo que ustedes conocen como un “alienígena”. Estoy aquí para ayudarte a encontrar a tus amigos.” Me dijo el extraterrestre.

“¿En serio? Pero… ¿por qué harían eso después de dejarnos a todos separados?” Exclamé.

“Ya verás.”


ANOTACIONES DE: Leonardo.

Más tarde encontramos a otra persona… Emma. Sólo faltaban 2.

“¡Emma!” Gritó David.

“¿Qué?” Respondió ella.

“¡Somos nosotros!” Dijo Ana.

Corrimos hacia ella. Dijo que había encontrado huellas con la forma de las zapatillas de Manuel. Que teníamos que seguirlas.

ANOTACIONES DE: Manuel.

Ya casi había caminado 20km… Después de una hora terrestre, aun no había encontrado a mis compañeros. Había hallado ya varias huellas, pero no se dirigían a ningún lado… Ya no sabía qué hacer. Seguí caminando.


ANOTACIONES DE: Iván.

Hablé bastante con “Jiik”. Me dijo que estuvieron observando a nosotros los humanos por hace ya más de 100 años… Pero que, hasta ahora, nos vieron como seres primitivos. Esta era nuestra chance de mostrar que NO somos primitivos.


ANOTACIONES DE: Leonardo.

Ví un extraterrestre, fuí el único en verlo. Creo que se comunicó telepáticamente. Me dijo “Derecha, derecha, izquierda, derecha.”. Eso fue todo… Confuso.

Sugerí algo.

“¡Todos síganme! ¡Creo que sé dónde encontrar la próxima persona!”

Hice lo que el alienígena me pidió. Giré a la derecha, caminé, volví a girar a la derecha, caminé…

ANOTACIONES DE: Manuel.

Ví cinco personas caminando hacia mí… Fuí hacia ellos.

Eran Ana, David, Emma, Elsa y Leonardo.

“Ahí estás, qué escurridizo.” Dijo Elsa.

“¡Nos tardamos tanto en encontrarte!” Gritó David.

Ana suspiró y dijo:

“¡Caminamos más de 10 km! ¡Posiblemente 20! ¡Posiblemente 30!”

“Pero… ¿no falta Iván?” Dijo Emma.

“Verdad, aún tenemos que encontrar a Iván. Qué misterioso…” Apuntó Leonardo.

ANOTACIONES DE: Iván.

Hablamos mucho con Jiik. Me dijo que en su lengua Jiik significa “Espíritu” y que al principio pensaba que los humanos eran malvados.

“Jiik, quiero encontrar a mis amigos.” Dije, determinado.

“¿No te querés quedar con nosotros? ¡Somos muy amigables!” Dijo el extraterrestre, sonriendo.

“Me gustaría… Pero mi casa está en la Tierra. Mis amigos y familia están ahí también.” Dije.

“Pero… Muy bien, entiendo eso… ¡Te voy a mostrar dónde ir!”


ANOTACIONES DE: Leonardo.

Vimos a alguien acercándose. ¡Espera, no! ¡Dos personas acercándose! ¡Un alienígena y un humano!

“¡Iván!” Grité.

Corrimos hacia él.

“¡Esperá!” Gritó David.

“¡Un extraterrestre!” Continuó Elsa.

“Hola, mis intenciones no son hostiles. Soy un amigo de Iván, mi nombre es Jiik.” Dijo el alienígena.

“Pueden confiar en él.” Dijo Iván.

Ana se puso a pensar.

“Adiós, Jiik…” Dijo Iván.

“Adiós, humano… Lok’Tah’Bor.”

“¿Qué?” Dije, sorprendido.

“Significa “Chau amigo…” en nuestro idioma.” Respondió el extraterrestre.

Nos teletransportamos.

CONCLUSIÓN

Con sólo un diámetro de 53%, superficie de 28% y masa de 11% en relación a los de la Tierra, Marte es, de todas formas, un lugar muy grande… Lo suficientemente grande como para que todos nos perdamos. Me pregunto cuál fue el motivo del contacto de los extraterrestres. Tengo que reportar este primer encuentro a la NASA. ¡Apuesto a que nos van a dar medallas!

6. Dezember 2020 07:14 0 Bericht Einbetten Follow einer Story
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Das Ende

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