Gotas de lluvia azotaban bruscamente contra el cristal de la ventana.
La dama de blanco observaba cada gota
como lágrimas en sus mejillas, recordando aquél dolor que le provocó su despedida.
Esa despedida que no ha asimilado aún, que ha sucedido.
Las lágrimas se fusionaron con las gotas, provocándole escalofríos
al oír las pisadas de aquellas botas...
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