Mi voz entrecortada...mi corazón acelerado, pequeñas hebras de mi cabello que caían suavemente por mi rostro.
Mis manos sudorosas.
Trague saliva.
El fuerte destello de las luces que emanaba de la habitación entrecerrada.
La atenta mirada del público fijada en mí, el resto de mis compañeros sonreían gentilmente.
Algunos te observaban serios, sobre todo el director y la profesora de baile...
Mi respiración agitada...
Me sentía demasiada insegura.
La profesora de arte y canto que me observaba con cautela sonriendo; sus ojos negros buscaban los míos como si quisiera expresarme "Todo está bien canta Daniela siente que vuelas...solo cierra los ojos y siente como late tu corazón con esa sincronía perfecta...Canta hipnotízame con tu voz"
Cerré los ojos.
Sonreí, aún con los ojos cerrados intentando calmar mis nervios sintiendo calor y calma...abrí suavemente los ojos.
El micrófono que yacía delante de mí, se observaba tan inestable cerca de mis manos.
Seguí con la mirada a todos, pero él no estaba...mis ojos buscaban esos ojos cafés oscuros que podían cambiar todo con solo mirarte.
¿Dónde estas? ¿No vendrás cierto?, no, no lo hará...no seas tonta.
¿Cómo se había vuelto tan importante para mí?
Respire hondo.
En ese momento ingreso por la puerta...su cabello sedoso ligeramente desordenado que solo en él se veía bien.
Esos ojos cafés oscuros que estuve buscando, tan misteriosos.
Se veía agitado como si hubiera corrido por un largo tiempo.
¿Acaso le había ocurrido algo?
Eso no debería interesarte Daniela, él fue claro contigo o al menos eso entendí.
Su mirada tan fija, que no se despegaba de la mía. Continuo caminando ante el asombro de los demás, pero...
¿A dónde va?
Mis recuerdos me inundaban, entre risas y murmullos... deseaba escuchar su voz otra vez, sus suaves manos, su aroma, sus labios sobre los míos, todo quería sentirlo otra vez.
Mi corazón no dejaba de acelerarse, las mariposas revoloteaban en mi interior. Hace mucho no las sentía así, todos lo observaban pero él no se detenía.
Subió al escenario, sentí que mi corazón se saldría de mi pecho en algún momento.
Tranquila... Tranquila Daniela.
Tenía su guitarra en su espalda, vestía de negro entero a excepción de su camisa blanca... Y esa cadena que yo... le regale.
Bajo la mirada... tenía un leve sonrojo en sus mejillas, nuestros ojos se veían entre si, sin desviar la mirada del otro.
Sonrió mostrándome esa sonrisa perfecta al menos antes mis ojos, así era... Sostuvo fuertemente mi mano mientras susurraba.
— Aquí estoy sirenita.
El susurro de su voz, la suavidad de su aliento cerca de mis oídos...Erizo mi piel.
El calor que desprendía de sus manos.
Siempre ha tenido ese don de calmar mis nervios, con solo sentirlo cerca.
Acaso ¿Este es el final?
No... no lo creó, tampoco es el principio, su brillante sonrisa y esos hoyuelos que se formaban en sus mejillas me lo afirmaban.
Aún faltaba mucho... mucho más.
Pero antes de que entren en locura, creo que deberíamos empezar desde el principio ¿cierto?
Donde todo comenzó, mientras comenzábamos a soñar en lo imposible y aún seguimos soñando, buscando la felicidad, siguiendo nuestros sueños, entre risas, lagrimas, caídas y sueños que parecían solo eso... sueños y corazones rotos, sintiendo en cada melodía miles de sentimientos, permitiéndonos volar, buscando eso que moviera tu corazón algo así como la Sinfonía de un Te quiero.
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¡Ya regresamos! ¿Están felices?
Yo estoy super emocionada ya me conocen, ya lo he dicho antes y seguiré diciéndolo, muchas gracias por seguir aquí los amo.
Kely Prieto Chambi
