Las gotas de lluvia filtraban por el agujero del techo. Se supone que este quirófano tendría que estar extremadamente pulcro, sin embargo, la realidad dista de ser así y francamente no me importa. Hace años que cortaron el agua por no pagar la cuenta, pero como podría haberlo hecho, se supone que este lugar está inhabitado porque esparcí cuentos disparatados sobre la presencia de demonios a los habitantes de este pequeño pueblo. No, no se equivoquen no fue nada fácil, no lo creyeron de inmediato, tuve que intervenir desapareciéndolos uno a uno, los pocos que sobrevivieron salieron como alma que lleva el diablo, sin mirar atrás.
Todo lo hice con un objetivo altruista, por el bien común. Me levanté un día y me dije este mundo esta completamente retorcido, tengo que hacer algo. Lo hice.
Después de que todo este sitio estuvo vacío de gente impía, porque no eran nada inocentes, creí que era el momento de extender mi purga a más lugares, llevar mi justicia a niveles más grandes. ¿Qué tan difícil es matar a asesinos seriales? ¿Cómo operan? ¿Qué ganan?
Tendría que pensar como ellos y para esa finalidad estuve entrenando.
No existe una fórmula que se aplique para que la presa muerda el anzuelo. Los más difíciles de cazar son aquellos que no tienen nada que perder. La ganancia es la satisfacción de saber que fuiste tú y que gracias a la genialidad adquirida los tontos policías no pueden contigo. Ni una pista. El momento que dejas de estar concentrado es cuando cometes los peores errores, los guías automáticamente hacia ti. Esos traspiés están correlacionados directamente a los lazos sentimentales. Mejor estar solo, sin nada, sin nadie, sin apegos. Así no hay nadie que te culpe o que se siente herido por tu profesión, por ser un asesino de asesinos.
Hoy es el gran día y mi último trabajo, no se imaginan el personaje que tengo frente a mí. Claro que si estuviesen aquí tampoco podrían reconocer de quién se trata, no parece el flamante Hannibal Lecter, su rostro magullado por los golpes que le propine ha dejado su rostro lleno de sangre. No fue un puño limpio por el anillo con púas que siempre llevo. Aprovecho su estado de inconsciencia para meter nuestros cuerpos dentro de la caja prensadora y la aseguro con el control remoto. Este reino de maldad muere con nosotros.
JL Prieto
Vielen Dank für das Lesen!
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