Y vi como esos hombres, altos al igual que jugadores de basketball, bien fornidos y cubiertos de lo que eran trajes para la lluvia. Entre unos 20 de ellos corrían alrededor del granero junto al bosque y después de varios gritos como si de un monstruo se tratase, ellos trajeron camiones inmensos, no se como ellos pasan desapercibidos pero sé que tienen un gran secreto que deben de contar.

Llegaba de un repaso de fútbol y me dirigía a mi casa, debía tomar el autobús ya que la gran tormenta de hace rato había dejado todo inundado. Todo parece normal y así lo creí yo hasta que llegó el autobús, era más nuevo de lo usual y había llegado un poco antes pero me contente por ello, podía llegar antes a casa. El conductor era lo único raro aquí, su mirada fija en la carretera ni siquiera me regresó a ver y todo se tornó peor cuando llegaron esos hombres y me sacaron abruptamente del bus.

Había un extraño dejo sombrío en sus ojos y en el rictus de su boca, El todavía podía recordar las tinieblas, los desgarradores gritos de horror, el mordisco fiero y terrible, atenazante del dolor que perforaba hasta la última fibra de su ser.

Visiones nubladas poseo acerca de un mundo enceguecido por la ideología y el facilismo. Ecos dolorosos sobre el mal que acecha a nuestros espiritus inocentes, los cuales sufren por la intransigencia de quienes se creen con el derecho a vivir mejor que uno, de familias que abandonan a los suyos por el dinero y la codicia, de amigos ingratos mancillados por la envidia y el celo, de amores divididos entre el odio y la pasión. Y mientras ocurre el desquite, la bruma se alza indemne sobre nosotros.

Todo mi ser, cada célula de mi cuerpo, me gritaba que me fuese, que me escondiese, pero ningún músculo me funcionaba. Encorvada en una posición antinatural, la grotesca figura dejaba escapar los desagradables chasquidos del que come con la boca abierta. El olor, entre la putrefacción y el hierro, provocaba nauseas y hacía que la cabeza pesase. Cuando se irguió, la tenue luz de las farolas iluminó la cara desfigurada de la bestia que aún relamía los restos de carne y sangre de su víctima.

Todo mi ser, cada célula de mi cuerpo, me gritaba que me fuese, que me escondiese, pero ningún músculo me funcionaba. Encorvada en una posición antinatural, la grotesca figura dejaba escapar los desagradables chasquidos del que come con la boca abierta. El olor, entre la putrefacción y el hierro, provocaba nauseas y hacía que la cabeza pesase. Cuando se irguió, la tenue luz de las farolas iluminó la cara desfigurada de la bestia que aún relamía los restos de carne y sangre de su víctima.

- ¿Viste lo que ocurrió en el lago el otro día? •No,¿Qué fue lo que pasó? -Hombres de amarillo llegaron y quitaron a todas las personas que estaban pescando, después de eso se escucharon grandes rugidos provenientes del fondo del lago, algo había allí. •Otra vez ellos, ya van varias veces que llegan a este lugar, debido a las tormentas tal vez, algo traman y lo sé sino por qué no dejaría que nos acerquemos, ni la policía puede intervenir ellos están un rango más en esto, yo lo voy a averiguar.

En el caos tu eres la paz cuando sufro conmigo estás. En tinieblas te acercarás dios de gracia me acompañarás. Rindo toda la ansiedad mi propio esfuerzo aquí terminará. Este momento tu eres el rey es el regalo que ahora me das. Mente sana en lugar del temor, para ver claramente, por tu espíritu. A tu mesa yo puedo ir en presencia del que está contra mí. Me deleito en recibir cada palabra que viene de ti. Hoy recuerdo quien eres tú mi fortaleza y mi dios.

Cuando no sé a donde ir y siento que no puedo más Te acercas a mí, aliento me das A nadie más seguiré Si solo tú tienes la respuesta Señor me aferro a ti, no me soltarás