Edith trabajó mucho para obtener un pequeño puesto en el parque de Noi para su eternidad.   Se enamoró del lugar hacía más de 40ta años cuando trabajaba en la ciudad. Por eso, el día que llevó a su hija y a sus nietas iba muy emocionada. Algo que compartía con su nieta menor, Jean, a quien se le veía maravillada con el paseo, Noi, el hotel y ahora el gran parque. -Mira ese cedro abuela. ¡Es muy grande! -Sí... ¿Y ese Alerce? -¡Wow, ese sí es enorme! ¿Y qué árbol quieres ser? -Un Mirto -Un Mirto.

Mi abuela siempre fue fanática de las estrellas. Cuando era niña, ella me contaba historias donde sus protagonistas eran las constelaciones que podemos observar en el firmamento nocturno. Lo curioso, es que ella no les daba forma como luces radiantes, sino, como forma humana. Hombres de piel blanca, de una estatura de mas de 2½ metros, con cabellos blancos de diferentes estilos y ojos color púrpura. Ella asegura que son reales, pero tiene 70 años y sufre de demencia senil ¿puede tener razón?

Hace un momento estaba al teléfono con Mintak. Mi inquietud de saber de dónde sacó esa historia me carcome. Luego el saber que estuvo a solas con mi abuela en su habitación me hace preguntarme que estuvieron haciendo por tres horas o más. Obvio no respondió a mis preguntas, más si me ha dicho que estoy celosa. Él estará por 7 días en casa de tía Bella. Siento que aquí hay gato encerrado. Anoche tuve un sueño muy raro. Creo que me estoy viendo influenciada por todo esto y mi mente me juega bromas

Voy con mi padre a casa de mi tía. El tema de Eridan, Draco y Orion me carcome el alma que saco de nuevo el tema y mi padre enfurece, dice que esto ya está yendo demasiado lejos y que me abrirá los ojos de una vez por todas. Cambiamos de dirección y el mazda ahora se dirige al centro de la ciudad. Llegamos hasta una tienda donde menciona mi abuela los llevaba de pequeños todos los días por largos años. "AQUÍ ESTÁ ORION, DRACO Y ERIDAN" me dice con rabia."¡ELLA ESTÁ ENFERMA, ENTIENDE DE UNA VEZ!"

Quiero abrir mis ojos, pero no puedo, algo los tapa. Llevo mi mano a mis ojos para quitar eso que no me deja ver y alguien detiene mi acción "No Andrómeda, no lo hagas", es la voz de mi padre. "¿Estoy ciega?" Pregunto. "Unas astillas de vidrio entraron en tus ojos..." dice mamá llorando. "¿¡Ya no voy a volver a ver a ese bello hombre de ojos púrpuras!?", grito. Hay silencio, tiento con mis manos, alguien me agarra y susurra a mi oido "Debiste contestar el puto celular...", es la voz de Mintak.

Nos han llamado del hospital. El médico nos informa que mi abuela se aferra a la idea de que "Orion" es mi abuelo, y que cuando las enfermeras le han dicho que solo es una Constelación en el cielo ella las ha agredido y las ha tachado de mentirosas. ¡Pobre de mi abuela! Ella ha bloqueado la verdad, mi abuelo la abandonó sin saber que la había dejado embarazada de mi padre, Rigel y mi tía Bellatrix; son mellizos. Me pregunto como es que ella ve ahora su alrededor, su mundo, ojalá pudiera mejorar.

Mi padre, Rigel, trató de razonar con mi abuela después de su crisis para hacerle entender que aquello que ella ve con forma de hombre, no es más que una formación de astros brillantes en el cielo nocturno. Obvio, ella no reaccionó de la forma esperada, se sintió traicionada por su sangre y lo hechó de su habitación. No ha dejado de llorar, no quiere ver a ninguno de sus hijos. Solo quiere verlo a él, lo llama mientras mira el cielo estrellado por el ventanal; solo quiere ver a Orión.

Han pasado 10 días, las crisis siguen y empeoran. Mi abuela se ha lastimado rasguñándose en brazos, piernas y rostro, al ver que nadie le cree. Tuvieron que sedarla. Al ver esto, he suplicando a mi padre, Rigel, que la llevemos a casa, que nosotros la cuidemos, pero mi madre no está de acuerdo. Así que Bellatrix, mi tía, se la ha llevado y ha decidido seguirle el juego con tal de verla feliz hasta sus últimos días; mi padre no está de acuerdo con mentirle. Si eres real ¿Dónde estás Orión?

Hablo a diario con mi tía Bella, ella me informa sobre el estado de mi abuela y al parecer se encuentra bien. Mi tía dice que nunca debimos dejarla en ese lugar, que en vez de hacerle un bien, le hicimos un gran daño. Hoy hable por teléfono con mi abuela, ella sigue recordándome y eso me alegra. En su platica ha mencionado a "Draco", que cuando sienta que el mundo se me viene encima dirija mis palabras a él, pues "Draco" me ha cuidado desde que nací. Es lindo que ella crea que alguien me cuida.

Hoy veré a mi abuela en casa de tía Bella. Mis primos Mintak, Alnitak y Alnilam (las 3 estrellas del cinturón de Orión) también estarán ahí. Tía Bella es viuda desde hace 20 años. Su esposo murió en un accidente aparatoso de auto y desde entonces se encargó ella sola de criar y sacar adelante a sus 3 hijos. Mintak es el mayor, Alnitak y Anlinam son 2 años menores y son gemelos. Son solteros, responsables y trabajadores ya que agradecen a su madre lo que hizo por ellos. Hoy solo faltará mi padre

Después de ver como Alnilam ha puesto toda su paciencia para ayudar a mi abuela a comer, hemos pasado a la sala y Mintak ha tenido un gran detalle. Sabe que a mi abuela le gustan las historias, por lo que ahora él nos cuenta aquella del "Cazador Púrpura" mejor conocido por nosotros como "Orión". Tía Bellatrix, Alnitak y yo, tenemos un nudo en la garganta al ver como mi abuela sonríe mientras llora lagrimas de felicidad. Esto debimos hacer antes, dejarla ser feliz en vez de llevarle la contraria

Mintak ha contado una historia a mi abuela, y estoy muy segura que ese relato nunca en mi vida lo había escuchado. "El Helm traicionado" , el hombre que ha vivido por miles de años con la pena de saber que su sangre fue encerrada en una prisión olvidada. No sé si Mintak solo la haya inventado, pero mi abuela ha soltado a llorar y lo ha abrazado. Le ha susurrado algo, él no ha querido decirnos que le dijo y la ha llevado a descansar a su habitación. Ya ha tardado, supongo que aprovecha el tiempo.

El fin de semana fue extraño. Mis primos aparecieron con sus cabellos bicolor (blancos con negros) mi abuela cuando los vió palideció y casi tuvo una crisis respiratoria. La historia de Mintak fue interesante, en ella Orión se alejó de su familia para ponerlos a salvo de "alguien" muy peligroso, dejándolos al resguardo de la persona más calificada para protegerlos en un planeta que todos dicen es una basura; creo esa es mi abuela. Mintak me dejó pensando muchas cosas ¿de donde sacó esa historia?

Junio de 2020. En la televisión se daba el aviso. Podíamos volver a la normalidad, con límites, pero a la normalidad. Lo primero fue llamar a mi familia, para que preparasen la mejor comida de domingo. La misma que dejamos a medias el 15 de marzo, cuando nos confiaron cada uno en sus casas. La preciosa vajilla, los cubiertos de plata, las copas de vino, la mesa abierta para las 10 personas que acudían... El mantel de la abuela. Esa preciosa tela que bordó y que ahora nos recuerda a ella.

Mi abuela era blanca de piel, aunado a esto era orgullosamente blanca y aristocrática de corazón, pero además misógina. Mi madre, también blanca, contra la voluntad de la abuela, se juntó con mi padre, negro y pobre. Nació mi hermano, mi abuela dijo: "varón, pero negro". Luego vino mi hermana y dijo: "blanca, pero hembra". Menos mal que murió porque luego nací yo negra y hembra

Quiero cantarte una nana abuelita mía quiero cantarte una o dos. Quiero cantarte una nana en este día y así te pueda decir adiós. Quiero cantarte por los años pasados y por los abrazos olvidados. Quiero cantarte una nana para que cuando cierres los ojos no me olvides y que en paz descanses. Quiero cantarte y así tu adiós sea más dulce. Quiero cantarte una nana abuelita mía.

Estaba allí acurrucada sobre sus piernas, esos ojos verdes se iban cerrando muy suavemente mientras las manos arrugadas y pecosas la acariciaban cada vez más, la nona disfrutaba de su calor que se unía con el fuego del fogón, podía escuchar al otro extremo del patio central como retumbaba la leña cada vez que se quemaba y esa gatita acurrucada en las piernas de mi abuela.

No hay nada más duro que un familiar se despida de uno, sabiendo que jamás volverás a verlo/a... me he hecho el fuerte, pero esta noche, al verte y me diste la que podría ser tu última caricia y bendición, me llena de dolor. No hay palabras de resignación para lo quebrado que está mi corazón. (Absténganse de escribirme hipócritas)